6) Esta noche

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—¿Qué tal tu primer día de trabajo? —saludó Beba, con una sonrisa llena de emoción

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—¿Qué tal tu primer día de trabajo? —saludó Beba, con una sonrisa llena de emoción.

—De la verga —masculló Cayetano, cerrando la puerta del carro.

Genoveva arrancó el auto y con la mano se despidió de Emilia, que los observaba desde la banqueta con el rostro iluminado, como si Santa Claus acabara de dejar el fraccionamiento.

—Ay, parece tan tierna.

—Es una castrosa, despistada, tonta. Hablar con ella es hablar con la pared, pero te responde con su voz chillona e irritante como un troll. No se toma nada en serio, estuve intentando... —se desahogaba el muchacho, su cuñada no respondió porque sabía que él solía ser muy cruel con las personas más alegres. Lo dejaba hablar mientras en su mente sonaba alguna canción movida.

—¿Dónde estabas ayer? —preguntó Emilia, apenas Marcela caminaba cerca de la sala

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—¿Dónde estabas ayer? —preguntó Emilia, apenas Marcela caminaba cerca de la sala. Soltó un bostezo ruidoso y fue a acostarse al sillón al lado de su hermana.

—Me fui más temprano.

—No te pregunté eso, pregunté dónde estabas. No llegaste a conocer a tu cuñado.

—Ay, ya me dijo mi mamá que Cayetano se fue con una cara de culo que hasta apestaba —se mofó abrazando un cojín pardo.

—No, esa es su cara habitual.

—¿O sea que te fue bien en la clase de ayer?

—Meh, me da hueva todo. Odio las matemáticas, odio los signos, odio la vida y odio que Tano sea tan estúpido. Pero me gustan las malas decisiones y los idiotas de manos huesudas. 

Marcela soltó una risita mientras luchaba por no quedarse dormida.

—¿Fuiste a terapia ayer? ¿Por qué estás despierta tan temprano?

—Sí. Quería chismear.

—¿Vas a venir temprano hoy? ¿Dónde estuviste ayer? —siguió preguntando, sentándose recta.

—No sé. Fui con una amiga.

—¿Qué amiga?

—¡Mamá, Emili está acosándome! —gritó de pronto, la rubia arrugó la frente.

No te pago para que me insultesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora