Infiltrados

01 || El último año

ALEK

Todos los de mi mesa tienen la mirada clavada en el televisor en el fondo del comedor, ni siquiera habían tocado su comida desde que tomamos asiento.

—No entiendo porque hacen tanto alboroto por esto —hablé con la intención de quitar la hipnosis de mis amigos por las noticias locales.

—Ya te dijimos que para nosotros es importante —me contesto Nil.

—Sabes que no le da tanta importancia como nosotros porque no estuvo cuando paso por segunda vez —rebatió Cira volteando todo su cuerpo hacia la mesa—. No tiene idea de cómo se sintió en esa ocasión.

Me quede con las palabras en la boca porque fuimos interrumpidos por Liv, ella era la que detenía nuestras absurdas discusiones.

—¿Están listos para mañana?

—Todos aquí sabemos que la única emocionada eres tú —comenzó Ander con un tono de burla—. La idea de ver nuevas personas en el internado y esperar a que uno de ellos sea tu príncipe azul será siempre tu mayor fantasía.

Por parte de Nil se escuchó una risa bastante bien contenida antes salir como carcajada, mientras que yo le daba un ligero codazo al castaño a mi lado para que bajara el nivel de sus burlas.

Seguimos comiendo con tranquilidad por el resto del almuerzo.

Al salir a los pasillos para ir a nuestras clases los altavoces se encendieron, haciendo que un ruido agudo llamara nuestra atención.

La voz de la prefecta pidió que me presentara en la oficina del psicólogo escolar antes de entrar a las clases.

—Los veo después —me despedí de mi grupo de amigos con un ligero saludo y me marche.

Al principio era bastante incomodo ser llamado por el altavoz, todo el instituto lo escuchaba, lo peor es que pasa muy seguido, son las desventajas de que tu padre trabaje en la institución en la que estudias.

Recorrí los pasillos y baje las escaleras hasta llegar al primer piso casi corriendo. Otra desventaja de ser hijo de una de las personas con más influencia en el internado, era que no a todos los profesores les agradaba.

En cuanto llegue al área solicitada salude con una sonrisa amable a Janin, que hace unos momentos había pedido mi presencia y sin avisar entre a la oficina de mi padre.

—Que tal Hall —salude mientras cerraba la puerta a mis espaladas.

No era necesario que me respondiera, con la mirada de desacuerdo que me daba el hombre era suficiente para saber que no era buen momento para hacer bromas.

Tome asiento en la silla, y me contuve de subir mis botas negras a una de las esquinas de su gran, limpio y ordenado escritorio. Era algo que hacía casi siempre, cosa que a él le molestaba, pero este no parecía ser un buen momento.

—¿Tienes idea de qué es esto? —levantó la mano con un papel apretado entre sus dedos.

Mi padre siempre fue una persona bastante serena, excepto si se trataba de temas escolares o conductas injustificadas. De hecho, yo estudio en este prestigioso internado por él. Una gran ventaja a los trabajadores es que a sus hijos les proporciona una beca que se mantiene a base de promedio, conducta y deporte.

Parecerá extraño decir que no es tan fácil mantenerla como parece. Las personas aquí no ayudan mucho a los que son como yo, piensan que por pagar un sitio en este lugar tienen el derecho a poder tratar mal a los demás, y nunca eh sido de las personas que agache la cabeza y se quede callado, excepto claro con Hall.