13 || Insomnio

51 7 0
                                    

El insomnio y yo siempre fuimos amigos frecuentes, él decía: hola ya llegue, y yo le respondía con un adelante, siempre eres bienvenido. Pero en cuanto debía levantarme de la cama me arrepentía de no haber dormido lo suficiente.

Revise la hora en mi móvil, 2:46 am.

Seguía pensando en buscar por mi cuenta a quienes estaban detrás de todo este embrollo, hasta el momento solo tenía un nombre y tres siluetas grabadas borrosamente en el pensamiento.

No tengo la confianza suficiente para contárselo a mi padre. El iría corriendo a contárselo a mi madre y todo acabaría con nosotros dos en un vuelo sin retorno hacia Florencia con un futuro incierto.

Alguien debía enterarse, Soler definitivamente no era una opción, en cuanto me escuchara iría con Hall y terminaría de la misma forma, o peor, conmigo castigado durante los siguientes cinco años por no haber dicho algo tan relevante sobre mi desaparición.

Comencé a asustarme cuando Jim —que estaba dormido— comenzó a reír como si hubiera visto a alguien tropezar y caer. Me acurruque un poco contra la pared, lo más lejos posible del pelirrojo, jale el edredón a mis pies y me cubrí hasta el pecho, esperando que mi compañero de cuarto no estuviera poseído y comenzara a levitar o querer asesinarme. Tal vez exagero, pero fue muy extraño, nunca había escuchado a alguien reír mientras dormía.

Continúe pensando en que hacer y cómo hacerlo. No quería arriesgarme tanto como para ser descubierto, porque ahora que lo pienso no debe ser bueno para las personas que me llevaron el que yo los recuerde, mucho menos el saber uno de sus nombres.

Nunca he sabido como detenerme cuando algo me interesa, sea lo que sea.

Pero siempre hay una primera vez, me llego una notificación que se robó mi atención para mirar la pantalla y encontrar que tengo un nuevo seguidor en Instagram, alguien que ni siquiera conocía, pero tenía lindas fotos junto a un golden retriver.

No se cómo no se me había ocurrido antes, pero me di cuenta que dentro de lo poco que uso el móvil durante el día, nunca he buscado a Dhara, apenas y tengo su número.

Tres de la mañana, hora perfecta para convertirse en stalker.

Como si eso fuera posible teniendo solo Twitter e Instagram. Pero como ya he dicho antes, no soy del tipo de personas que se detenga cuando algo le interesa.

Busque por lo menos durante veinte minutos, cambiando los puntos por guiones, comenzando por su apellido, inventándome diminutivos de su nombre, no encontré nada, en ningún lado. Hasta busque dentro de los "seguidos" de Ander para ver si podía encontrarla. O yo soy muy malo en esto o simplemente es una completa antisocial.

Abandone mi búsqueda pensando que cuando la viera me tomaría una foto con ella, la publicaría en mis historias y le pediría su usuario para saber la respuesta de su falta de redes sociales.

Planeo mejor como averiguar su contacto que mi futuro.

Mi amigo el insomnio se despidió por fin. Mis ojos se cerraron, mis manos se engancharon a la misma almohada en la que mi cabeza descansaba, y comencé a caer en los brazos de Morfeo.

Amaría decir que dormí como un bebe, pero no.

Unos pasos fuertes afuera de mi puerta provocaron que abriera tanto los ojos que por un segundo me sentí como caricatura.

Silencio.

Más pasos.

Pon atención.

Silencio.

Un golpe seco contra la pared.

Eso me basto para saber que quien estuviera afuera no era parte de la policía, nada que se escuchara así podía ser algo que estuviera de nuestro lado.

Infiltrados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora