37 || Isis Brown

17 2 0
                                    

RAVEN

—¿Estas segura de esto? —una nota de miedo resaltaba en su voz, era clara su preocupación.

—Muy segura —afirme por tercera vez.

Tome su mano, tomándolo por sorpresa. Veía la unión de nuestros dedos como algo sagrado a lo cual adorar, me di cuenta que mi teoría estaba incorrecta, Alek no solo sentía atraído hacia mí por la radiación, yo cree una imagen, personalidad y comportamiento a su gusto, termine por agregar mucho de mí, de la persona real y no el personaje que interpretaba frente a sus ojos. Le mostré una parte real de quien era Raven Coleman.

—Vamos.

Era la hora del almuerzo, momento que ninguno de los estudiantes se perdía, todos estaban ahí dentro.

Abrió una de las puertas y estiro su brazo para que yo entrara primero —sin soltar mi mano—, al soltarla sin mucho cuidado se provocó un golpe sordo que llamó la atención de las mesas cercanas a la entrada.

Entendí su acción. Alek no se perdería la oportunidad de presumir al mundo que yo estaba con él, aunque fuera una mentira.

Rápidamente nos convirtió en el centro de atención, y lo estaba disfrutando.

—No desaprovechas las oportunidades, eh —susurre mientras caminábamos hasta una mesa.

Me senté y él se ofreció a ir por mi comida, en cuanto se dio la vuelta y se dirigió hacia la barra cinco personas llegaron para acompañarme, las preguntas cayeron como bombardeo.

—¿Oficialmente son algo?

—¿Desde cuándo salen?

—¿Puedo llamarte cuñada?

—¿Por qué no nos contaron nada antes?

—¿Hace cuánto que te gusta Al?

—¿Cómo lo ocultaron durante tanto tiempo?

—¿Cuándo pasó?

—¿Me adoptan? —esa pregunta vino del castaño, y realmente me desconcertó.

Quise darles una respuesta creíble a cada uno, pero hablaban al mismo tiempo y con mucha intensidad. Se sintió como mis años de entrenamiento en interrogatorios, cuando me atormentaban con cuestionamientos y amenazaban de todas las formas posibles para quebrarme, la diferencia es que aquí ninguno de ellos me provocaba miedo.

—Ya por favor —Alek regresó con nuestra comida en cada mano, con un movimiento de cabeza apartó a Cira de su asiento para tomarlo y estar a mi lado—. No atormenten a mi novia.

—¡JA! —la risa de Ander hizo que todos lo miráramos raro— Te lo dije, págame.

Nil saco dinero de su billetera y se los entregó de mala gana al castaño que esperaba, triunfante.

—¿Hicieron una apuesta?

—Sí —dijo el rubio con amargura—, y perdí por creer que Dhara no tendría como novio a un impulsivo con instintos suicidas.

Comenzamos a comer y no hubo otra opción que saciar la curiosidad de sus amigos y hermana. Alek tuvo que inventar una historia sobre cómo habíamos pasado de ser buenos amigos a tener una relación formal, no hablé más que para agregar detalles a la mentira que la hicieran parecer más real. Cuando todos pudieron controlar el tono de su voz pude escuchar con más claridad lo que ocurría a nuestro alrededor; me había presentado frente a todos los estudiantes como la novia del enemigo número uno del internado, así que por consecuente ahora me señalaban como traidora.

Infiltrados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora