40 || Gala de aniversario

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Mis sentidos estaban alerta, observaba discretamente a todos lo que estuvieran cerca de mí, guardaba la distancia cuando alguien desconocido caminaba alrededor, no confió en nadie, en este instante todos tienen mascaras que ocultan sus verdaderas intenciones. La daga que Raven me regaló estaba dentro del saco, aguardando. Ahora no lo considero paranoia, porque este día, el primero de Abril está marcado un atentado contra mi vida.

Esta mañana, cuando me alistaba para salir de la habitación encontré dentro de mi armario el saco que Sander y Asher arreglaron para esta noche, la nota que venía con él fue escrita por Raven, me pedía —con hostilidad— que lo usara. Tengo la sospecha que entró a mi habitación en el transcurso de la noche, porque la última vez que había visto el saco fue en ese feo departamento, cuando lo lance por el aire y me marche furioso.

Después de mi clase de economía hubo un ligero encuentro en los pasillos, un tipo estaba molestando a Cira y termine metiéndome antes que se atreviera a tocarla, de un empujón cayó al piso y aunque la morena quería arrancarle la cabeza a quien vieron en la escena como culpable fue a mí, y como Alek Harler está catalogado un problema con pies me trajeron a la oficina de Soler. Injusticia es la palabra que define mi presencia en este lugar, y es que la profesora Marlon me odia.

No pasa mucho tiempo antes de que el asiento a mi lado sea ocupado.

Lys.

Veo su perfil, su cabello es un lindo café oscuro que tiene algunas ondas, ojos verdes y nariz respingada.

—¿Vas a seguir mirándome mucho tiempo? —Dice sin quitar la vista del frente— Porque si es así comenzaré a cobrarte.

Suelto una risa nerviosa y ella se gira para darme la cara.

—Pensaba en cómo le gritaste a Soler en Francés, fue divertido de ver.

—Mi lenguaje natal solo se hace presente cuando me enojo.

—¿Tu nombre es Lys, cierto?

—Sí, Alek.

—Sabes quién soy.

—Todos saben quién eres. Hijo del psicólogo escolar, el chico que tiene un buen gancho izquierdo, bueno para meterse en problemas, nadador y en algún momento enemigo número uno de todos en el internado.

No supe como sentirme en cuanto su pequeña descripción de mí. ¿Así me veían las personas?

—Aficionado a las series policíacas, libros de misterio, música y la comida mexicana —complete.

Compartimos una sonrisa amistosa antes de que Marlon saliera de la oficina con molestia y acompañada de Soler.

—Alek, puedes irte —me dice el director—. Vi todo por las cámaras, dile a Cira que venga a verme más tarde. Lys, por favor entra.

Me levanto de mi asiento, doy las gracias, y giro para ir al comedor. Antes de estar demasiado lejos miro sobre mi hombro para ver por última vez a Lys.

...

Aprendí a atar una corbata hace cinco años, pero justo ahora mis manos no son las más hábiles, tienen un ligero temblor y mis dedos carecen de fuerza. Tardo mucho pero finalmente logro hacer el nudo, me coloco el chaleco y finalmente el saco. La camisa blanca resalta en los contraste a los diferentes tonos de negro en el resto del traje, saco y pantalones comparten un tono menos oscuro en comparación a las solapas, chaleco y corbata. Agrego un reloj sobre mi muñeca y una cadena plateada que paso por debajo de la corbata.

Espero hasta que Jim salga de la habitación para colocar el último detalle. Le pequeña daga pasa de mi uniforme al interior de mi saco, en un bolsillo especial que no se encontraba ahí cuando lo compre, debió hacerlo Sander para que pudiera transportarla sin dañarme a mí o al saco.

Infiltrados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora