24 || Gorro de cumpleaños

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Mi lugar en la alfombra era más que cómodo, pero estaba inquieto, no podía quedarme tranquilo o dejar de mover alguna extremidad de mi cuerpo con desesperación, tal vez por estar en su habitación escuchando como se colocaba el pijama al otro lado de la puerta del cuarto de baño o porque tenía la idea de que la puerta se abriría de un golpe y dos siluetas encapuchadas entrarían y me llevarían por la fuerza.

Había hablado con Nil para contarle todo y pedirle que llevara a Alina a su habitación lo más rápido que pudiera, después de eso él vendría por mí para no tener que quedarme a dormir en el piso del cuarto de Dhara, pero no habían pasado ni cinco minutos de esa llamada.

—Debes calmarte, no creo que pase nada malo —dijo mientras se sentaba a la orilla de su cama.

Levante ambas cejas cuestionando sus palabras, ¿acaso no estuvimos en la misma situación minutos atrás? Cuando fuimos perseguidos por los pasillos por dos personas de las que desconocemos sus intenciones pero no parecen ser las mejores.

Pareció leer con claridad mi rostro porque contesto:

—Me refiero a que si esos locos no nos hicieron nada mientras pudieron, ¿porque lo harían ahora?

—Porque están esperando a que bajemos la guardia —respondí dudoso.

—Necesitas dejar de ver tantas series, te hacen pensar como un espectador —finalizo su frase con una pequeña sonrisa—. Además solo tenemos que soportar unos días más para que podamos salir y disfrutar de nuestras vacaciones, ¿tienes pensado ir a Italia con tu familia?

No puedo explicarlo de una manera coherente pero algo en esos segundos se sintió extraño y hasta un poco forzado, como si fuéramos extraños intentando conectar, pero no era la primera vez que sentía algo parecido, así que decidí ignorarlo y responderle.

—Sí, de hecho Cira, Nil y Ander vendrán conmigo —espero que no esperara una invitación porque me sentiría mal, ya que si quisiera que viajara con nosotros, pero sería incomodo—. ¿Tú que planes tienes?

—Iré a Alemania con mi padre, prometió hacer tiempo en su agenda y dejar la cadena de restaurantes por al menos unas horas para que pasemos el mayor tiempo posible juntos.

Era la primera vez que escuchaba sobre el negocio de su familia, no negare que pensé en más de una ocasión cual podría ser el ingreso de su fortuna, porque si algo era seguro es que esta chica venia de una familia importante, al igual que el resto de los estudiantes en el internado. Solo cinco personas teníamos el privilegio de estar dentro sin necesidad de pagar los altos costos que se exigían, yo los conocía a todos y ella no estaba dentro de la lista, por lo que era otro adolescente con un mini imperio por heredar.

Esa noche no hubo más imprevistos que contar, ni persecuciones, todo se volvió demasiado tranquilo los siguientes días, levantarse de la cama, ir a clases, comer, hacer proyectos y tareas pendientes para poder disfrutar con tranquilidad de nuestros días libres y preparar las maletas.

...

— ¡Ay! ¡Ese era mi pie! —protesto el rubio después de que Cira le pasara una de las llantas de su maleta por encima.

—Pues muévete antes que te vuelva a arrollar —lo riño cuando pasaba por su lado para ir a buscar el resto de su equipaje.

El primer piso era un caos, todos los estudiantes pasando de un lado a otro con sus pertenencias en mano y un billete de avión en la otra, algunos despidiéndose de sus amigos con abrazos y otros detrás de los profesores pidiendo poder quedarse antes que ir con sus familias, pero eso era algo imposible, todos debíamos irnos. 

De entre la multitud distinguí el cabello castaño alborotado mientras intentaba correr a toda velocidad para llegar hasta nosotros. Ander traía en las manos un gorro de cumpleaños, esos que se usan en las fiestas infantiles, era de color rosa con puntos azules y morados. Se plantó frente a Liv e hizo una pequeña reverencia, la cual le saco una sonrisa a la castaña, le coloco el gorro con delicadeza haciendo que pudiera sostenerse con ayuda de unos pasadores que ya tenía en el cabello.

Infiltrados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora