02 || Compañeros de cuarto

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La luz ya entraba por las ventanas del cuarto, mientras que la voz de Ander se escuchaba al otro lado de la puerta. A como pude le pedí a mi cuerpo —que todavía se sentía agotado—, levantarse de la cama para dejar entrar al castaño.

—Linda cara —señaló en cuanto le di pase a la habitación.

—¿Qué haces aquí tan temprano? —reclamé mientras me sentaba en la alfombra entre ambas camas.

—Bueno, primero, porque yo no tengo un compañero de cuarto, y segundo, ya no es tan temprano. Son casi las nueve de la mañana.

En cuanto dirigí mi mirada al reloj sobre la cómoda supe que no era otra de las tontas bromas de Ander, solo teníamos veinte minutos para estar listos antes de ir a la ceremonia del nuevo curso.

Me levanté de un brinco, tome mi toalla, ropa limpia y entre al cuarto de baño escuchando como Ander se encargaba de despertar a Nil de su profunda inconsciencia.

Para cuando ambos estuvimos listos, faltaban solo unos cuantos minutos. Desde que compartía cuarto con Nil mi puntualidad se había desplomado en momentos importantes.

Correr escaleras abajo cuatro pisos junto a un par de despistados no era la mejor forma de empezar el primer día oficial de clases.

La sala de juntas ocupaba la mayor parte del ala este, era un salón inmenso en forma de cuadrado, una pared estaba destinada para el orador en una plataforma bastante alta, y las otras tres paredes estaban llenas de asientos hasta la mitad de la altura.

No tenía puertas, solo un arco a base de mármol, que daba la sensación de entrar a un lugar místico e importante, claro que esa idea se desvanecía cuando te dabas cuenta de lo simple que  era en realidad.

—Disculpen.

Una chica se interpuso entre nosotros tres y la entrada cortándonos el paso de golpe. No fue ni un segundo en el que Ander dio un paso adelante para responderle, este tipo nunca desaprovechaba la oportunidad de hablar con una chica linda, no importaba que no la conociera.

—¿Necesitas algo?

Su voz salió tan dulce y sutil, que Nil y yo compartimos una mirada para asegurarnos de lo que habíamos escuchado.

—¿Saben por dónde deben entrar los alumnos de nuevo ingreso? Digamos que llegue un poco tarde y no tengo ni idea.

—Claro que sí, déjame ayudarte —su mano derecha subió al hombro de la chica para indicarle el camino.

Realmente no tenía interés en ver como mi amigo se las ingeniaba para intentar enganchar a chicas nuevas, por lo que con un ademan le sugerí a Nil que siguiéramos nuestro camino.

Las gradas ya estaban llenas, por suerte, Liv y Cira nos guardaron unos lugares frente a ellas, no paso mucho tiempo antes de que Ander se nos uniera con esa expresión que para nosotros ya tenía un significado, fracaso.

En cuanto el director Soler comenzó el discurso con el que comenzábamos cada año, los murmullos entre los estudiantes también surgían, creo que nadie era feliz con esta parte del inicio de clases, se había convertido en algo tedioso.

—Ahora viene lo mejor —el susurro de Liv tras mi espalda me recordó lo feliz que la ponía ver la entrada de los estudiantes.

A mí nunca me pareció algo interesante, cuando yo tuve que hacerlo fue tan desagradable. Me sentía como una prenda en exhibición frente a todas esas miradas. Simplemente no es algo con lo que esté de acuerdo.

Una música de triunfo comenzó a inundar el lugar, mientras les dábamos la bienvenida con aplausos a todos los que entraban por una puerta junto a la plataforma donde estaba Soler.

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