Infiltrados

22 || Apuestas internacionales

ALEK

Encontrar señales precisas en las acciones de las personas es más fácil de lo que imaginaba, basta con una mirada, una seña o un movimiento involuntario para encontrar que algo dentro de lo que está sucediendo. Y en el caso del comandante, mover la cabeza para señalar a una persona es lo que nos ayuda a saber lo que piensa. Después de mi declaración sobre lo que conté como un sueño confuso, él busco a cada persona dentro del internado con el nombre Raven, o personas que tuvieran un parentesco cercano a alguien con ese nombre.

Cito a cada persona a un interrogatorio, Isis y yo estuvimos fuera de su oficina —o al menos lo suficientemente cerca— para ver a cada sospechoso salir tras una larga conversación, afuera siempre esperaba un oficial, a él, el comandante podía dirigirle dos gestos, el primero era una ligera negación con la cabeza, y el segundo era una seña para que siguiera a esa persona.

En los últimos días solo hemos visto dos señas importantes, ambas fueron a dos chicos, no los conocíamos, pero parecían ser menores que nosotros. Nuestra siguiente idea era buscar a ambos muchachos para conocer un poco sobre quienes eran, tarea de la que Isis me pidió encargarse.

Pasar tiempo con ella se convirtió en algo necesario, y aunque al inicio no estaba del todo convencido termine dándome cuenta que era la persona adecuada para la situación, ella solo buscaba la sensación de adrenalina, lo que ha obtenido las últimas tres noches que nos las hemos arreglado para salir durante las madrugadas y entrar a la oficinas de Soler, Ilua y Hall. Nos encontramos que están tan perdidos como el primer día que todo empezó, sin sospechas fundamentadas, sin motivos y sin un rastro que seguir.

Pero por hoy debo dejar de preocuparme por otra cosa que no sea mi competencia de mañana. Desde muy temprano comenzaron a llegar los equipos de otros internados, en total somos diez instituciones, somos tres de Reino Unido, dos de Alemania, otros dos de España, uno de Rusia, uno de Francia y el último de Canadá. Cada equipo compuesto por cinco nadadores —entre hombres y mujeres—, su entrenador y un representante de su internado.

Me siento nervioso porque Dalton aún no ha dicho quiénes son los seleccionados para la competencia. Aunque sé que debo estar entre esas cinco personas por el hecho de que he sido uno de los mejores tiempos en el último mes, y estoy tratando de convencer a mi mente sobre mi puesto asegurado, dicen que si tú lo crees es suficiente para que ocurra, solo espero que Cira no este equivocada.

Dejé vació mi plato en menos de cinco minutos, y ahora lo único que hago es golpear la mesa con mis dedos a un ritmo frenético, nunca fui una personas paciente, me estreso con mucha facilidad y la ansiedad que me invade no es algo que pueda controlar. Saber que asistirán entrenadores de reconocimiento mundial y los espectadores estarán esperando mucho de nosotros me imprime presión, no dudo de mis capacidades, solo estoy sumamente nervioso.

—Si sigues golpeando la mesa de esa forma, terminaras haciéndole un agujero —dice Nil echando su cuerpo hacia atrás.

Levanto la mirada con cautela, todos me miran, tienes esa expresión de preocupación bien marcada en el rostro, como si estuvieran a punto de presenciar una crisis nerviosa.

—No tienes de que preocuparte —habla Dhara con un tono más conciliador—, eres uno de los mejores nadadores de todo el internado, es más que obvio que Dalton te elegirá para los cincuenta metros libres.

Agradezco su intento de tranquilizarme con una sonrisa forzada.

Me alegra que Ander y ella pudieran arreglar la incómoda situación que tenían, porque ella se había convertido en nuestra amiga y en parte del grupo, pero él nos importaba más, y tener que convivir con ambos se volvía raro cuando Dhara trataba de hablar con el castaño y él se convertía en un Ander callado e inexpresivo. Fueron días en los que podías palpar la tensión, nada agradable cuando el tema de conversación se terminaba y ellos solo se miraban, pero por fortuna eso ya termino.