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Veo que no estoy muy lejos para llegar antes que Oliver —otro miembro del equipo natación— por lo que obligo a mi cuerpo a meter un poco más de velocidad, es la última vuelta y soy muy competitivo.

Para ser el mejor debes competir contra los mejores, y este chico tiene los mejores tiempos de todo el equipo.

Mis brazadas llevan más fuerza a cada metro recorrido, levanto la cara para notar que estamos a la misma altura, el entrenador está pasando la mirada con mucha rapidez entre ambos y el reloj que tiene en la muñeca para medir el tiempo.

Pierdo velocidad y me detengo en seco cuando siento un dolor agudo en mi pierna izquierda, justo en la pantorrilla, quiero moverla para aliviar el calambre pero solo logro quedarme flotando en mi lugar dando pequeñas quejas por el ardor que me recorre hasta la rodilla.

Escucho como el entrenador sopla por el silbato para llamar la atención de todos y seguido de un: alguien ayude a Harler, le dio un calambre.

Por mi derecha Kayner entra a mi carril y me sostengo de su brazo para que me ayude a llegar a la orilla sin que me ahogue. Me suelto de él para apoyar mis palmas en el piso e impulsarme hacia afuera. Me quedo sentado ahí, esperando que el calambre pase por completo.

—Gracias —le digo al rubio que me ayudo.

Me da una sonrisa y asiente una vez cerrando los ojos. Dalton vuelve a sonar el silbato, lo que quiere decir que por hoy es todo y las personas que siguen en el agua deben salir.

— ¡Acérquense!

El hombre camina hasta estar detrás de mi espalda y pone una mano en mi hombro, automáticamente me giro para verlo.

— ¿Estas bien? —pregunta.

—Sí, ya está pasando.

—Bien, no te levantes.

El resto del equipo tarda unos segundos en reunirse a nuestro alrededor y el entrenador hace un además con las manos para que todos se sienten.

Quedamos en silencio esperando que el entrenador diga algo, miro a los costados y me doy cuenta de algo gracioso, parecemos niños pequeños aquí sentados en círculo esperando instrucciones.

—Hoy en la mañana llegaron noticias del campeonato internacional —se quita la gorra negra de su cabeza y la sostiene en su mano mientras suspira—. Lo han adelantado para dentro de dos semanas.

Lo único que hago en cuanto escucho esto es abrir la boca y fruncir el entrecejo, es que no podía estar hablando en serio. Este campeonato es algo entre internados de todo el mundo, esos que son sumamente exclusivos. Y este año sería en el internado Monarcas del Mañana donde se lleve a cabo.

No es que no me sienta preparado porque he entrenado más que nunca, pero los nervios nunca pueden faltar.

— ¿Por qué lo adelantaron? —pregunta Astrid, la única chica del equipo.

Astrid Scott tiene el tercer mejor tiempo del equipo, por delante de ella voy yo, y en el primer puesto esta Oliver Mach.

Y ahora que lo pienso bien, nunca he entendido porque Astrid es la única mujer en el equipo, el año pasado teníamos nadadoras excelentes, el número entre hombres y mujeres era equilibrado, pero se graduaron y ahora solo nos queda ella.

—No estoy muy seguro, pero sé que desde hoy tendrán que entran más duro que nunca si alguno desea estar en el pódium de los ganadores.

Nos dio esa mirada que era de presión, pero que todos nos tomábamos como un reto para poder motivarnos.

Infiltrados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora