09 || En la oscuridad

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Salí del hospital casi al medio día, en cuanto puse un pie en la institución las miradas de todos los que me topaba en el camino parecían sorprendidos, tal vez me dieron por muerto en los días que no estuve.

Iba escaleras arriba —apenas por el tercer piso—, cuando me encontré con Dhara y Cira casi suplicándole a Marlon, nuestra querida profesora de economía. Me quede a metro y medio viendo y escuchando lo que sucedida.

—No puede hacer eso, ya le explicamos que el sigue en el hospital —decía Dhara mientras levantaba las manos.

—Señorita Hoffman, usted no es quien para decirme que puedo o no hacer con las calificaciones de mis estudiantes.

Hasta yo me ofendí, que en realidad yo era su tema de conversación, por lo que tengo todo el derecho de ofenderme.

—Alek desperto ayer por la noche —las interrumpió Cira al ver la reacción de su amiga—. Y en cuanto este recuperado regresara y podrá darle una prórroga de tiempo para que entregue el proyecto. 

—Su salud no es problema mío.

Los puños de Cira se cerraron, comenzaba a molestarse en serio. Marlon se dio la vuelta antes de que alguna de ellas continuara la conversación. Esa era mi señal para detener su huida.

—Eso es verdad profesora —dije llegando hasta las chicas—, pero le recomiendo que reciba esto si no quiere tener un verdadero problema.

Mi mano se extendió hacia ella dándole un certificado del hospital en el que había estado los últimos días. 

Ella lo tomo de mala gana, y eso me hizo sonreír.

—Si lo lee podrá notar que es un justificante de mi ausencia a sus últimas clases por causas mayores.

—Tiene dos días para presentar el último proyecto de mi clase, no más, averigüe los detalles con alguna de sus amigas —en la última palabra dirigió una despectiva mirada a las chicas a mi lado.

Sin más por decir volvió a su aula dando un portazo a sus espaldas, dejándonos en el desolado pasillo.

En seguida me gire completamente hacia ellas para verlas mejor y darles una amplia sonrisa, de esas que no cualquiera puede ver, y menos viniendo de mí.

Calculo que fueron alrededor de dos segundos para que Cira se lanzara contra mi pecho a darme un fuerte abrazo, pase mis manos por sus hombros y la escuche hablar a la altura de mi cuello.

—Nos preocupamos mucho cuando no te encontramos —su voz se escuchaba débil, como si un nudo en la garganta le obstruyera el paso a las palabras.

—Ya estoy aquí, y no pienso volver a irme.

Abrí los ojos lentamente para encontrarme con los de Dhara, estaba aún frente a mí con las manos en los bolsillos de sus pantalones dándome una sonrisa cerrada.

Cira me soltó y dio un largo suspiro llevándose las manos al pecho en una exagerada muestra de tranquilidad.

Lo que paso después, eso en verdad me tomo desprevenido.

Dhara se acercó a mí con lentitud, sin dejar de mirarme a los ojos para que sus brazos se enrollaran en mi espalda y los míos atraparan su cintura con fuerza. Ella era unos centímetros más alta que Cira, por lo que podía recargar a la perfección su barbilla en mi hombro.

Automáticamente mis ojos se cerraron mientras apoyaba mi mejilla en su cabello, dejando que su olor me invadiera.

—¿Estas bien? —susurro contra mi oído.

—Mejor que nunca.

Sus manos empujaron a mis hombros con suavidad para volver a mirarme, y yo seguía sin soltarla. Me dio una sonrisa de apoyo dándole final a nuestro contacto. Cuando baje de mi nube me encontré con una mirada acusadora de Cira, se había dado cuenta.

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