14 || Luka Ivanov

30 3 0
                                        

Las personas son demasiado entrometidas, hablan y crean historias porque pueden. Y por ahora el estado de ánimo que tengo no es el mejor, sin mencionar mi aspecto.

Después de la pesada noche y sus consecuencias, conciliar el sueño no fue nada fácil. Tenía ojeras de un color muy oscuro, mi cabello daba la impresión de no haber conocido nunca lo que era un cepillo, ni hablar de mi gesto.

Tengo esta gran facilidad de que mi rostro asuste a todos sin necesidad de estar ni un poco enojado, eso solo mi ser existiendo.

Mi molestia no es contra nadie más que no sea yo.

Antes de las clases pidieron que de manera ordenada hiciéramos una fila frente a la sala de juntas para la toma de medidas con las que harían nuestros nuevos uniformes. Que según la idea de Cira serían mil veces mejores que los que teníamos ahora, o algo por el estilo.

Realmente no le estoy poniendo atención a nada de su parloteo, esta tan emocionada por ayudar a su madre con el diseño que tiene a Nil como modelo frente a nosotros con los brazos alzados.

La fila avanza rápido, vamos a mitad de pasillo cuando siento mi móvil vibrar.


Pequeña Alina:

Hoy hablaremos por Skype, y no es una pregunta.


Alek:

Lo que digas jefa, solo avísame la hora para desocuparme.


Pequeña Alina:

Te llamare cuando sea hora.


Alek:

Hecho, te veo mas tarde, besos.


Guarde el móvil en el mismo bolsillo del que había salido. Y para mi sorpresa sentí una pequeña sonrisa dibujándose en mi rostro. Siempre es bueno hablar con alguien, es aún mejor cuando esa persona tiene tu misma sangre. Al menos a mí me a funcionando siempre.

Mis horas anteriores no fueron las mejores, pero no era culpa de nadie que estuviera a mí alrededor. Y no tienen por qué soportar mi malhumor.

Respire profundo y me di la vuelta, dirigí la mirada a mi pequeño grupo.

La situación había cambiado, ya no era Nil quien ocupaba el lugar de maniquí de pruebas, sino Dhara. Cira la tenía en la misma posición en la que había estado el rubio segundos antes, sus manos pasaban por su cintura y decía algo de un tiro alto.

No entiendo de moda, apenas y puedo combinar colores sin terminar pareciendo un payaso.

Preferí solo observar y no hacerle preguntas a la morena, no era la primera vez que trataba de explicarme los diferentes estilos o lo que fuera.

Ahí mirando pude imaginar muy claramente a Cira en unos cuantos años más, dirigiendo la marca de ropa de su familia. No era muy grande, ni tan prestigiosa, pero en pocos años había crecido lo suficiente para ser reconocida.

Ander pareció leer mi mente porque paso su brazo por mis hombros y observo conmigo el entusiasmo de nuestra amiga al hablar.

—Solo espero que no se convierta en una copia de Miranda Priestly.

Reímos unos segundos por su acertado comentario, lo que llamo la atención de la modelo que seguía aun con los brazos al aire.

Maldición, espero que no se diera cuenta que tanto el castaño como yo teníamos la mirada fija en su trasero. No quiero parecer ese tipo de amigos depravados que terminaban aprovechándose de la ocasión.

Infiltrados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora