La vibración debajo de mi mano hace que mis ojos se abran, por naturaleza mi cuerpo se estira y pongo atención al nombre que marca la pantalla del móvil.
Nil Morgan
Mi dedo se detiene a pocos milímetros del icono que rechaza la llamada, lo pienso por más de un segundo, sé que ignorar los mensajes de mis amigos durante más de doce horas no es mi estilo, por lo general no tardo más de dos minutos en responder, pero las llamadas del rubio son un último intento de contactarme, estoy seguro que la siguiente vez que quieran hablar conmigo entraran a mi habitación sin tocar para anunciarse. Así que terminó por aceptar la llamada.
—¿Cómo estás? —pregunta amablemente, lo que me hace saber que él ya tiene idea de la conversación que tuve con mi padre ayer, y por lo cual sigo en la cama a pesar que sea más de medio día.
—En el fondo.
—¿Quieres que te ayude a salir de ahí?
Una sonrisa triste se atravesó por mi rostro un instante. Era lindo saber que alguien estaba presente cuando yo atravesaba por un momento de crisis, cuando el sentimiento de culpa me atacaba hasta cortarme la respiración y hacerme dudar.
—Sí.
—Lo haremos, pero primero necesito que te quites los auriculares, tiendas la cama, te des un baño, te cambies y bajes al comedor porque estoy seguro que no haz comido nada desde ayer.
La seguridad con la que habló me provocó miedo por un segundo, mire hacia todos lados como si pudiera encontrar a Nil en alguna parte de mi habitación, escondido, pero no, la realidad es que me conocía desde muchos años atrás, por un año vivimos juntos y él sabía tanto de mi comportamiento que no necesitaba verme para saber en qué estado me encontraba.
—Sí —no pude decirle otra cosa, y en el silencio que hubo de su parte lo imagine asintiendo con seguridad—. Gracias —finalice antes de terminar con la llamada.
Mis siguientes acciones obedecieron el orden en que el rubio las había mencionado. Cuando termine de abotonar el saco negro me mire al espejo, estaba más que claro que no me encontraba en la mejor condición, mis ojeras estaban marcadas con un profundo color negro, los parpados estaban caídos, mis ojos irritados por el llanto y las líneas de expresión en mi rostro parecían apuntar hacia abajo.
Y si hablamos de mi estado anímico es aún peor, el ardor en mi pecho sigue presente, el ruido mental que me acusa de ser culpable por todo es más fuerte que mis defensas, por último queda la tristeza que abarca a el resto de los sentimientos, ella me hace tener esta postura decaída.
Bajar al comedor se vuelve incomodo, esta hora es libre para todos los estudiantes, por lo que cuando me encuentro con diferentes personas y noto la misma mirada de desprecio ardiendo en sus ojos me pregunto si estoy comenzando con una nueva paranoia o me convertí en el nuevo enemigo de la humanidad. La música en mis auriculares está muy alta y eso no deja que yo escuche lo que más de uno me dice mientras continuo mi camino.
Mis manos entran a mis bolsillos y el ambiente a mi alrededor comienza a ponerse alarmante, mi rostro gira siguiendo al grupo de chicos que parecen insultarme —o es lo que creo con lo que pude entender al leer sus labios—, las miradas asesinas incrementan y mi preocupación es más fuerte que nunca. Estoy consciente de no ser la persona favorita en el internado, pero esto pasa los limites.
Al pasar las puertas del comedor y aún sin prestar demasiada atención a los comentarios que no dejan de llegar, el mundo parece detenerse con mi caminar.
El escalofrió que recorre mi cuerpo le da un toque de recelo a la escena cuando una canción que habla sobre desconfianza llega a mis oídos, esto sumado al hecho que todos los estudiantes han detenidos sus movimientos para observarme con una mezcla de miedo y desdén. El murmuro que se crea frente a mí alcanza tanta fuerza que puedo escuchar un poco de lo que se dice a pesar de seguir con el máximo volumen en los auriculares, de manera inocente trago grueso y mis hombros se mueven con incomodidad.
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Infiltrados
Ficção CientíficaWattys 2022 _____________ [Versión borrador] En el Internado Monarcas del Mañana se puede encontrar a estudiantes de todo el mundo, junto a una gran reputación y la excelencia académica. Pero no todo puede ser perfecto o normal, mi último año se tor...