21 || Comunicación

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DAMON

Los seres humanos somos todo lo que está mal sobre la tierra. Nuestra creación y existencia nos ha llevado a pensar que somos superiores, pero este lugar rebasa todo lo que he visto antes. De donde yo vengo, todos tratan de estar en armonía porque conocen el sufrimiento y la agonía. Pero los adolescentes a veces parecen no tener una conciencia real de lo que es el mundo.

Estoy aquí por trabajo, pero mi cordura está comenzando a fallar desde que las desapariciones comenzaron.

Ellos están aquí por mí. Pero todavía no sé quiénes son en realidad.

Mi paranoia comienza cada que alguna persona desconocida se acerca a mí, no puedo confiar en nadie, estoy alerta todo el tiempo. Lo peor es que podrían estar sentandos en la misma mesa que yo y no me daría cuenta, la academia entrena muy bien a sus agentes.

Necesito más tiempo, el suficiente para encontrar la forma perfecta de deshacerme de Harler sin dejar rastros.

Tengo la mitad de mi cara detrás de mis manos, observo a detalle cada persona que pasa frente a mí, algunas me hacen sospechar por cómo me miran. Algunas de las chicas con las que he estado me dan una sonrisa, esa parte es la mejor del internado, su juventud los empuja a buscar cosas nuevas, cosas que tienen esa sensación diferente. Y yo aquí me he convertido en un imán, es irónico que lo que me puede matar en cualquier segundo a los demás les cause curiosidad.

Le doy otro trago a mi bebida antes de que mi compañero de habitación se siente frente a mí y obstruya con su cuerpo mi vista.

Él comienza a hablar sobre lo mucho que le emociona la noticia del séptimo piso, finjo prestarle atención, pero mis ojos viajan a las dos personas que están entrando al lugar. La chica viene acompañada por alguien que no había visto antes, ella me da una sensación extraña, por lo que durante días he pensado que es una de las involucradas en mi persecución.

No conozco su nombre, le he dado mi atención en los últimos días. Su cabello es negro, sus ojos son una combinación de verde y café. Transmite seguridad cuando sonríe, tiene ese tipo de sonrisas que te dicen: soy superior.

El pelirrojo se queda callado al darse cuenta de mi falta de interés, gira su torso para seguir mi mirada hasta llegar junto a la puerta de entrada, sentada en la mesa más alejada con una castaña. Ambas están comiendo, y platican sobre algo con mucho interés.

—Pensé que salías con Astrid —me dice arqueando una ceja.

—Yo no salgo con nadie, nunca —aseguro—. Solo me gusta divertirme, no es mi culpa que a ellas eso no les encante.

Eso era cierto, yo no estaba aquí para ser parte de sus vidas, estaba aquí para terminar lo que había comenzado mi padre, y que estaba vez no saliera un héroe al rescate.

RAVEN

Mi profesora de historia es demasiado tediosa, preferiría tener que leer todo el libro de su clase en una sola noche a escucharla por otros veinte minutos.

Sigo escribiendo algunas de las tantas cosas que menciona, sabía que sería complicado tener que volver a estudiar, yo tenía olvidada esa parte de mi vida desde hace un tiempo. Pero claro, acepte el trabajo más complicado que pudieron ofrecerme.

En una de las hojas de mi libreta comienzo a dibujar, tengo el contorno de un rostro, paso mi mirada por las personas que están dentro del aula. Dos asientos delante de mí hay un chico rubio, su nombre es lindo, Kayner. Bastante original.

A pesar que desde mi lugar solo puedo ver su perfil izquierdo, recuerdo perfectamente su cara. El lápiz en mi mano comienza a retratarlo, cejas con un arco suave, nariz pequeña y respingada, pómulos definidos por una tenue línea, su boca siempre en con las comisuras un poco curvadas, el cabello liso dividido por una separación a la mitad de su cabeza y cayéndole a la altura de los ojos, el iris de un café claro, con los parpados caídos y sus largas pestañas.

Infiltrados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora