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1 de diciembre,
Buenos Aires.

- Carmela, llegó mamá- aviso cuando entramos al departamento

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- Carmela, llegó mamá- aviso cuando entramos al departamento. Ella viene corriendo a recibirnos y mi mamá la agarra.

Dejo las bolsas de los mandados arriba de la mesada, para empezar a acomodar las compras en el mueble.

Confirmen si ustedes también aman ir al supermercado, me parece un planazo.

- Ya que estas ahí pone el agua para el mate - que no se note que vivimos a base de milanesa de pollo y mate.

- Tengo que contarte algo - digo llegando con el equipo de mate.

- No me asustes, pero contame.

- Me estoy viendo con alguien - ella asiente - no somos novios, solamente salimos y esas cosas.

- Esta bien amor, si vos te sentís cómoda con esa persona y estas bien para mi no hace falta nada más. Pero no intentes tapar lo que sentís por Santiago, con este chico. - me da un mate - sabes que un clavo no saca a otro clavo, y siempre anda de frente con lo que sentís.

- Si má, igual ya lo hablamos y con lo que tenemos estamos bien. Sos la primera persona que se entera.

- Muchas gracias por contarme- me abraza- me pone muy contenta que me cuentes tus cosas.

- Siempre te cuento todo, no te quejes - me río por lo exagerada que es mi madre - ahora contame vos, ¿cuando te vas de viaje con Germán?

- En la temporada, cuando vos estés en Mar del Plata.

- No falta tanto como parece, pero sea donde sea que vayas tráeme regalos.

Después de merendar con mi mamá, me pongo a estudiar. En noviembre me hice la loca con la facultad, en cursada porque me hice todos los resúmenes. Así que ahora en unos días rindo los finales, que gracias al cielo solo son dos, y si mis cuentas no me fallan la segunda semana de diciembre ya estoy en casa.

Pienso en lo que dijo Malena acerca de ir de frente con lo que siento y tiene razón, desde el primer momento le dije a Pedro que no quiero estar de novia, porque eso de andar boludeando a la gente no me gusta. Él esta de acuerdo conmigo y que con lo que tenemos estamos bien.

- El otro día hablé con Santiago Santiago - comento entrando a la cocina. Malena deja de cocinar poniendo toda su atención en mi.

- ¿Te llamó? -niego.

- Yo estaba en lo de Julián y viste que te conté que rompió el celular el boludo- asiente mientras apaga el fuego - cuestión, que mientras él estaba en el baño el celular sonaba y yo atendí, era Santiago.

- ¿Hablaron mucho?

- No, me contó que se había perdido y que estaba bien allá. Te mando saludos.

Buenos Aires; Santiago Sosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora