10 de septiembre
Buenos Aires.Me refriego los ojos una vez más y cuando me acostumbro a la luz los abro.
No estoy en mi habitación, ni en la de Valentina.
Al lado mío hay una chica rubia. Me levanto intentado que ella no se despierte, rápidamente agarro mis boxers y empiezo a buscar mi ropa. Cuando encuentro mi celular, todavía con batería, tengo mil mensajes de los chicos y solamente dos de Valentina, diciendo que llegó bien y que descanse.
Ayer no salimos juntos, ella salía con sus amigas de la facu y yo con los chicos de la selección. No puedo acordarme en que momento terminé en donde estoy, ni el con quien estoy.
Voy al baño, me lavo la cara y me acomodo el pelo. Dios, quiero que me atropelle un camión.
- Buen día- la rubia saluda cuando me ve desde la cocina- me llamo Sofía.
- Santiago- me limito a contestar- bueno, me voy.
- Para- se acerca y yo me alejo- ¿No querés desayunar?
- No, gracias me tengo que ir. Chau.
No le doy tiempo a contestar cuando ya salí de su departamento. Me subo al auto y suspiro. ¿cómo le pude hacer esto a Valentina? Dios mío.
Agarro el teléfono y llamo a Julián, él me tiene que ayudar.
- ¿Que onda Santi? - rápidamente contesta.
- Julián me quiero matar- es lo primero que digo.
- ¿Que te pasó boludo? ¿Val está embarazada?
- No tarado- estaciono el auto y bajo- abrime que estoy abajo.
Aparece corriendo y abre la puerta.
- Julián matame- es lo primero que digo.
- ¿Qué te pasa boludo? - subimos a su departamento- pensé que ya estarías en tu casa.
- Cagué a Valentina- es lo primero que digo- no me acuerdo en que momento me fui del boliche con esa piba, pero cuando me desperté me quise morir.
- ¿Santiago vos sos pelotudo?- exclama mi mejor amigo. - ¿cómo la vas a cagar?
- Ya se Julián, ¿te pensas que quise hacerlo? Estaba borracho, no me acuerdo de nada.
- Le tenes que decir.
- No, no puedo.
- Tenes que hacerlo Santiago- dice enojado- ¿te pensas que vas a estar tranquilo cuando te diga que te ama? ¿con qué cara la vas a mirar? Te va a matar por dentro Santiago. Cagaste a la persona que amas, traicionaste su confianza.
Tiene razón, Valentina nunca me hizo una escena de celos y siempre me dijo que confía en mi. Yo jugué con eso, no a propósito, pero lo hice. Tengo claro que me va a mandar a la mierda, es lo que haría yo en ese lugar.
Cuando vuelvo al edifico voy a buscar a Valentina, necesito decirlo ahora.
- Hola, mi amor- me da un beso. Tengo unas ganas de llorar que no se explican. - ¿cómo estás?
- Hola, Val- suspiro y me rasco la nuca- ¿vamos a mi departamento? Tengo que decirte algo.
Ella asiente, nos sentamos en el sillón y le agarro la mano; quiero estar lo más cerca de Valentina porque se que va a durar poco.
- Anoche yo... pasaron cosas- empecé. Por su mirada supe que se imaginaba lo que se venía. Su respiración se volvió irregular y lágrimas se acumulaban en sus ojos. - Anoche estuve con una chica. Te juro por lo que más quieras que nunca jamás te hubiese querido hacer esto, pero no me acuerdo ni como pasó. Valentina te amo con toda mi alma.
- No sigas Santigo- se levanta- no te quiero escuchar. Realmente confíe en vos, crei que era diferente como vos mismo decías. Que esa fama de gato no existía y que eras fiel. Me equivoqué con vos.
Cada palabra es un puñal en el alma, pero no puedo hacerme la víctima acá porque si yo me siento así, no quiero ni imaginarme como se siente ella.
- Perdóname mi amor- quiero abrazarla, me hace mal verla llorar. Se aleja, me mira con decepción, y creo que eso es peor.
- Nos apuramos a estar juntos- dice después de suspirar- quizá no nos amamos como decimos, simplemente no nos conocemos lo suficiente.
- Yo te amo Valentina, te amo mucho.
- Pero igual me lastimaste, ¿tantas ganas de coger tenías?
- Estaba borracho, entendeme. - le pido.
- Entiendo que somos humanos y cometemos errores, pero no culpes al alcohol. - me señala- tuve las mismas posibilidades de engañarte anoche porque estaba en pedo, los pibes se me acercaban y a todos les contesté lo mismo: "no quiero, tengo novio."
Se me caen las lágrimas, tener a Valentina en frente mio tan mal me hace querer que me pise un camión.
- Perdóname mi amor- le vuelvo a pedir- siento mucho esto.
- Yo también lo siento- se acerca a la puerta, antes de irse me mira y dice:- porque creí que me querías como yo te quiero a vos.
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Buenos Aires; Santiago Sosa.
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