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3 de mayo,
Buenos Aires.

Cierro la puerta del balcón, mientras entro la ropa

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Cierro la puerta del balcón, mientras entro la ropa. Hace menos de cinco minutos había un sol increíble y ahora llueve torrencial.

Agarro el mate, pongo el canal de deportes y disfruto la lluvia de fondo. Mañana es mi cumpleaños, por suerte es sábado y entreno media jornada. A la tarde seguramente venga mi familia y después salga con los chicos.

- Holis- dice Valentina cuando abro la puerta. Sonrio y le doy un beso. - ¿Cómo te fue hoy?

- Bien, tranqui. - nos sentamos en el sillón y tomamos mate. Ya hace un mes que estamos juntos, no somos novios, pero pega en el palo. Ella es sin dudas todo, es amorosa, carismática, sensible, renegada, porfiada y un montón de cosas más, pero me encantan todas esas cosas.

Creo que no estoy enamorado, no sé; nunca lo estuve. Cada vez que la veo el corazón me va a mil, es imposible estar triste al lado de alguien como Valentina.

- ¿Vos como estas?- le pregunto mientras le agarro la mano. Sonríe .

- Bien, hasta hace un rato estuve en vídeo llamada con Manu- suspira- lo extraño tanto.

Debe ser difícil estar lejos de sus amigos, para mi lo sería.

- ¿No van a venir?- niega.

- Pero no importa- se acomoda quedando enfrente mío y cruzando los pies. - lo importante acá es que mañana es tu cumpleañito, así que decime que re gustaría que te regale.

- Si estás conmigo es más que suficiente - por dios, ¿yo dije eso? Valentina saca mi lado más trolo.

- En serio te digo Santiago- arruga la nariz- te estoy preguntando que querés y me decís algo tierno.

- Bueno, entonces comprame la play cinco. - le digo jodiendo.

- ¿Me viste cara de Mili o de Pili?- se señala. La agarro de los cachetes para darle un beso. Soy lo más intenso que hay, pido perdón.

- De Valentina, es mas o menos lo mismo.

Después de un rato ella se va, ordeno un poco y hablo con mis papás sobre que voy a hacer mañana. Por lo visto van a venir a la tarde, cuando salgan de trabajar.

Al otro día cuando vuelvo del entrenamiento paso por una panadería a comprar un par de tartas y esas cosas para cuando vengan mis papás. Ellos saben de Valentina, en realidad mi mamá lo sabe. Se dió cuenta sola, la otra vez que estábamos hablando le comenté de mi nueva vecina y dijo; "¿te gusta, no?" Las madres todo lo saben.

Buenos Aires; Santiago Sosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora