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25 de enero,
Buenos Aires.

25 de enero,Buenos Aires

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Son las nueve de la mañana cuando suena mi alarma, así que me levanto y voy a la cocina. Malena está preparando unas tostadas y tomando mate.

- Buen día, hija- me siento en la mesa después de que ella haya besado mi frente.

- Buen día, má- agarré el papel que estaba arriba de la mesa: la lista de supermercado.

- Agregá lo que te haga falta para no olvidarte.

Cuando termino de desayunar voy a mi habitación para cambiarme y hacer la rutina de todos los días. Roguemos porque no se me baje la presión con los treinta grados que hacen.

Amo con toda mi alma ir a hacer las compras, soy una vieja en el cuerpo de una piba de dieciocho.

- ¿Podemos comprar gomitas?- pedí como una criatura, pues lo soy.

- Si, Val- mi mamá pone los ojos en blanco- ¿agarraste las frambuesas?

- Si, madre.

A las doce del mediodía llegamos y José nos ayuda con las bolsas porque son un montón. Al mismo tiempo que llegamos atrás nuestro viene Santiago, porque si, hace dos semanas que vivo acá y solamente me lo cruzo en el ascensor.

- Hola, Valen- me saluda y mira a mi mamá. - Hola, Malena.

- ¿Como andas, Santiago? - ella es tan simpática que todo el camino hasta nuestra casa se la pasa hablando con él.

Yo me considero una persona sociable como ella, porque algo tenía que heredar, pero en este momento las palabras no salen.

En fin.

Aproveachamos para ir a la pileta del edificio, punto a favor para nosotras, está un piso arriba. El día no puede estar más hermoso, así que me acomodo y tomo sol.

- Es lindo Santiago- comenta mi mamá de la nada. Me siento y la miro- Valentina no me mires así, podría ser mi hijo.

- No te miré de ninguna manera- reí- ¿a qué se debe tu comentario?

- A que necesitas amigos, hace dos semanas que te la pasas encerrada cuando yo estoy trabajando. - pongo los ojos en blanco- ni a la pileta venís.

- Si vengo a la pileta, solamente que en el horario donde no hay mucha gente. Además hablo con mis amigos, así que tan sola no estoy.

- Voy a hacer que te creo. - volví a acostarme en la reposera y cerré los ojos. - ¿Hablaste con tu papá

- Si, me dijo que iba a venir el jueves- no puedo verla, supongo que ella asiente- el sábado juega river, ¿Vamos a ir?

Buenos Aires; Santiago Sosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora