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13 de marzo ,
Buenos Aires

Entro a mi casa después de una doble jornada de entrenamiento en el club

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Entro a mi casa después de una doble jornada de entrenamiento en el club. Dejo el bolso en mi habitación y voy directamente a bañarme, otra vez.

Cuando termino preparo todo para tomar unos mates y ver alguna serie. Agarro el celular y miro si tenía algún mensaje. Contesto los de mi familia y el grupo que tenemos con Valentina, Julián, Federico y Lucas.

De más está decir que ella les cayó bien a los tres y a mi también. Valentina es una persona tan simpática y carismática que te dan ganas de seguir hablando con ella.

Al principio costó formar la amistad que tenemos ahora, porque solamente nos veíamos en el ascensor y no era más que un hola y chau. Pero después de tanto, todos los viernes nos juntamos a comer.

Tocan el timbre, así que voy hasta el portero y atiendo. Son Julián y Fede.

Bajo del ascensor y me los encuentro hablando con Valentina en la puerta del edificio.

- Hola- saludo y los tres me miran. Ella sonríe.

- Hola, Santi- dice- bueno me voy. Nos vemos chicos.

Saluda con la mano y se va.

- ¿Cómo andamos?- Julián me abraza y entran.

- Bien, estaba tomando mate.

Entramos a mi departamento, ellos se acomodan como si fuera su casa y yo pongo el agua.

- ¿Qué hacemos mañana? - pregunta Federico.

- ¿Vamos al bar nuevo? Es acá en la otra cuadra. - propuse preparando el mate. Cebo uno y se lo paso a Lucas.

- Si, dale. Estaría bueno, ¿le decimos a Val?

- Obvio, es mi primer amiga mujer posta- dice Julián. Rió negando. - no me miren así, es verdad. Ahora me cuesta un montón.

- ¡Real que me cayó tan bien esa chica, dios!- Exclama Girotti- además de que es re linda.

- Comentario innecesario.

- No te pongas celocito, Santi. Toda tuya.

- No estoy celoso, imbéciles- tomo un mate- pero no se hagan los vivos.

- Tranqui amigo, la queremos un montón. Un mes y ya la quiero siempre conmigo.

Al otro día, cuando ya estoy listo, voy hasta la puerta de Valentina y golpeo.

Habíamos acordado encontrarnos en el bar, pero yo iría con ella. Me saluda alegre, como siempre, y no puedo evitar pensar lo linda que está.

Aunque me cueste negarlo es la verdad. Siempre está linda, ya sea en pijama, como la segunda vez que la invité con nosotros o ahora, más arreglada. Pero siempre sencilla; tiene esa particularidad de irradiar paz, y ni hablar de lo rico que es su perfume. Vainilla.

Buenos Aires; Santiago Sosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora