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15 de noviembre,
Atlanta.

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Entro a mi departamento y suspiro. Todos los días son iguales. Entreno, vuelvo a mi casa y así de lunes a viernes.

No me quejo, soy afortunado de vivir de lo que más me gusta y más todavía jugando en otro país. Pero son los días como hoy, cuando llueve, que extraño Buenos Aires, a mi gente; a Valentina. Todos los días pienso en ella, en que estará haciendo, si sale con los amigos o si encontró a alguien que pueda quererla y darle todo el tiempo que se merece.

Según me contaron los chicos esta muy enfocada en la facultad y se les complica verse seguido. Obvio que no me van a contar si se esta viendo con algún chico, respetan la amistad que tienen con los dos.

Por mi parte no me estoy viendo con nadie, casi que no tengo tiempo y menos ganas. Cuando le conté a mis papás que me había separado de Valentina casi me pegan un corchazo en la cabeza. Por un lado me entendieron, pero por el otro no. No estoy arrepentido de mi decisión, pero la tristeza me ha ganado en varias ocasiones desde aquel día.

Soy consciente de que había maneras de seguir adelante con lo nuestro, pero me ponía muy mal estar lejos de ella y extrañarla tanto. Si fuese por mi Valentina estaría viviendo acá, pero eso ya sería demasiado egoísta.

- Hola Julito- digo cuando contesto la llamada por Facetime.

- Hola Santi pre solo minas - se ríe de mi cara de culo- ¿todo bien?

- Si, tranquilo- me cebo un mate- recién vuelvo de entrenar, ¿vos?

- Estoy haciendo la comida - enfoca su plato con ensalada y milanesa- también hice fideos.

- Muy variado tu menú- me burlo. Ayer cocinó lo mismo.

- Ayer fueron fideos moños, hoy tirabuzón.

- ¿Valentina bien?

- Si, ayer la vi- asiento- le di los chocolates que me mandaste, obviamente que se da cuenta que son de tu parte y no que los compré por internet. No es tardada.

- Ya se, pero es mejor así. - me resfriego la cara con una mano- sabemos como es Val y que si le llega un paquete con mi nombre me lo va a devolver.

18 de noviembre,
Atlanta

Me pongo los boxers, el pantalón y la remera. No sé dónde mierda estoy y mucho menos como se llama la colorada que está acostada al lado mío.

Salgo del edificio y gracias a Dios y todos los Santos esta mi auto en la puerta.

- Para un deja vu- es lo primero que digo cuando Julián atiende el teléfono.

- ¿Que cosa?- pregunta Valentina del otro lado de la línea. La respiración se me corta y trago fuerte antes de contestar.

- Que volví a perderme - me río para que parezca verdad, ella hace lo mismo. Extraño tanto su risa- Hola Val.

- Hola Santiago, ahora te paso con Julián. El muy tarado rompió el celular y perdió todos los contactos. No sabia que eras vos.

- ¿De haber sabido que era yo, hubieses atendido? - muerdo mi uña nervioso en espera a su respuesta.

- Si, ¿por qué no? - suelta una risita - acá llegó el tardo. Chau Santi, cuidate y mándale saludos a tu mamá.

- Cuidate Val- es lo único que alcanzo a decir antes de escuchar la voz de mi amigo.

- ¿Que pasó? - dice el cordobés.

- ¿Donde esta Valentina?- no vaya a ser que escuche lo que voy a decir.

- En el balcón, yo estoy en la cocina. ¿Que pasó?

- Parece un deja vu - repito- estuve con una chica, no se donde estoy y te lo tenía que contar para no sentime culpable.

- ¿Sabes cómo se llama?

- No, no se. Solamente me acuerdo que es colorada, más no.

- No sé que decirte - suspira - pero no te sientas culpable, ustedes no están juntos.

- ¿Ella se esta viendo alguien?

- No voy a decirte eso, como tampoco voy a decirle que vos estuviste con alguien - responde- porque no quiero que ella la pase mal y que vos te tortures con algo que no podes controlar desde allá o desde cualquier lugar.

Un rato después, de seguir hablando, corto la llamada. Hacia bastante que no hablaba por teléfono con Julián, a no ser que sea por el grupo.

Aviso a los chicos del club que llegué bien a mi casa y al instante recibo respuestas parecidas.

- Hola mamá- contesto el celular. Agarro el dulce de leche y las tostadas.

- Hola hijo, ¿cómo estás?

- Bien, ayer salí con los chicos del club. - empiezo a hacer zapping, pero estos canales son peores que los de Argentina. Constantemente en repetición.

- Que bueno Santi- la conozco tanto que se que sonríe- ayer la vi a Valentina.

- ¿Si? ¿Donde la viste? - me preparo una tostada

- En el centro, iba con su amiga Mila.

- Si, Mila vive en La Plata. ¿La viste bien?

- Tan linda como siempre, se cortó el flequillo y tiene el pelo más claro. - sonrio imaginandomela más linda que nunca. - la invité a tomar mates hoy a la tarde, me dijo que iba a venir.

- Me alegro mamá, si llega a ir en colectivo llévala hasta la casa- pido- ¿me harías ese favor?

- Si amor - suspira. Ya puedo imaginarme lo que va a decir. - yo no soy quien para decirte que hacer o no, sabes que estoy para aconsejarte y acompañarte en cada decisión que tomes. Pero si en algún momento pensas volver con Valentina, no esperes mucho o no le des falsas ilusiones. Ella también tiene derecho a ser feliz.

- Si mamá, gracias por el consejo. Te mando un beso, te quiero.

- Yo también te quiero Santi, cuidate.







👑👑👑

Holaaaa,

Hacia mucho tiempo que no escribía desde el punto de vista de Santiago. Espero que les guste.

Buenos Aires; Santiago Sosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora