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3 de enero,
La Plata.

No hay nada como volver a casa

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No hay nada como volver a casa.

Llegué el veinte de diciembre para pasar las fiestas y un par de días más, aproveché para ver a los chicos del club antes de que cada uno se vaya para sus casas.

A Valentina no la vi, justo el día que llegué a mi departamento me crucé a Malena y me mostró fotos de Carmela. Cada día más linda mi hija.

- Ya calenté el agua- me siento al lado de mi mamá en la reposera.

- Bueno mi amor - sonríe. Le doy un beso en la cabeza. Que mujer es mi mamá, si es por mi me la llevo conmigo. Saca su celular para sacarnos una foto y en ese momento le llega un mensaje de mi ex novia.

- ¿Hablas con ella? - pregunto cebando un mate.

- Si Santi - ni me mira cuando me habla. Solamente sonríe escribiendo en el celular- me preguntó como andaba y obviamente le voy a contestar, Valentina es el amor en persona. ¿Te molesta?

Niego. Desde el momento que se conocieron se llevaron bien, mi mamá es una persona super buena y Valentina ama hablar y más llevarse bien con las mamás, según ella es como un don. Pero no pensé que después de haberla dejado ellas siguieran en contacto.

- Lo que haya pasado entre ustedes no tiene nada que ver conmigo - dice después de un rato - yo a ella la quiero de la misma manera que Malena te quiere a vos, porque sé que ustedes hablan. Nosotras no tenemos nada que ver.

- Má, ¿te puedo hacer una pregunta?- asiente - ¿vos que harías en mi lugar?

- ¿Con Valentina? Yo voy a buscarla... entiendo tus razones para separarse, pero lo único que lograste es que sufran por separado en vez de estar juntos y ver que podían hacer como pareja. Porque vos no estas bien, te noto triste y sé que no es por la distancia, cambio de club. Estas mal del corazón.

- Es que tengo miedo - suspiro. - me enteré que esta con Pedro y eso solamente significa una cosa, me superó algo que yo no puedo hacer ni perdiendo la memoria.

- Anda a buscarla, sabes dónde está. Habla con el tío, con Malena o con Eugenio. Sabes que ellos te van a ayudar.

Me pongo a pensar en lo que dice mi mamá, porque tiene razón y soy un cagón de mierda. Eso por un lado; y por el otro que no quiero llegar a Mar del Plata hacerme el romántico y encontrarme a Valentina con Pedro.

Pero el no arriesga no gana, y me gusta ganar.

4 de enero,
Mar del Plata.

- ¡Santiago! Que lindo es verte- la abuela de Valentina me abraza cuando abre la puerta- veni pasa, me dijo Bauti que ibas a venir.

Nos sentamos en el sillón. En la pared donde hay fotos de Bautista y Valentina, al costado esta la foto que se sacó su abuelo con los chicos y yo.

- Le traje un regalo a usted y a Rafael - le doy la bolsa con los perfumes.

- Ay gracias Santi- sonríe- no hacia falta.

Antes de que pueda contestarle baja Bautista.

- Hola mi rey- nos abrazamos - vamos a ir a playa, ¿sabías no?

- Si- le doy una bolsa- toma, a vos también te traje un regalo.

- Así me gusta más, poco a poco ya me estás volviendo a ganar - me río. Desde el primer día que le caigo bien.

- No hace faltan regalos, desde yo ya te tengo ganado.

- Nos vamos mami- Saludamos a Elisa - la próxima vez que veas a Santi va a ser tu nieto.

- Chau mis amores, suerte.

- ¿Listo para recuperar a tu amorcito? - dice Bautista cuando nos subimos a mi auto.

- Nunca estuve tan listo para algo- respondo seguro y arranco el auto. Valentina allá voy.

Llegamos a la playa y siento que en cualquier momento me caigo al piso. Las piernas me tiemblan a un nivel inexplicable, me replanteo más de una vez si lo que estoy haciendo vale la pena. Ya estoy acá y por Valentina me voy al fin del mundo a buscarla.

Al ser temprano no hay tanta gente, solo personas grandes o con perros, además de que parece que va a llover. Dejamos las mochilas cerca de donde esta el chiringo, nos sentamos y Bautista me mira.

- ¿Que vas a hacer? - pregunta. Saco el mate, lo preparo y le doy uno. - desde donde estamos nos puede ver, en realidad no se, porque viste que de lejos no ve mucho.

- Nos ve, no puede distinguir nuestras caras- me devuelve el mate y esta vez me preparo uno para mi - ¿cómo decís que se lo va a tomar?

- Tan bien como mal - suspiro- anda tranquilo y con paciencia, la conoces y sabes que es una caja de sorpresas. Capaz que se pone a llorar de la emoción como también puede tirarte una banana por la cabeza.

Me levanto de la lona y suspiro, Dios, es lo único que vengo haciendo desde hoy.

- Deseame suerte - pedí. Bautista se ríe mientras toma un mate.

- Mucha suerte, mi rey. - chocamos puños.

Empiezo a caminar hacia donde esta ella. Desde donde estaba hasta el chiringo hay menos de cien metros, pero siento que nos separan miles de kilómetros. Tan cerca y a la vez tan lejos.

La veo de espaldas acomodando un par de botellas en la heladera.

- Hola- digo. Se da vuelta y me mira.

- Santi...- murmura.



🥂🥂🥂

Hola,  como andan?

Espero que les guste, y  de paso les cuento que este es el ante último capitulo, (sin contar el epílogo)

Espero que les guste

Les mando un beso.

Buenos Aires; Santiago Sosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora