La Piedra Filosofal: La serpiente parlante

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Remus trataba de recuperar el aliento, pero su lobo se sentía traicionado, y no era el único, un fuerte aroma estaba por todas partes, más que nada hacia aquellos que no podían creer lo que él anciano había hecho.

- No se confirmó con solo dejar a mi hijo quien sabe donde, sino que Sirius está encarcelado y alguien se los llevó - expreso enojado James

- Hijo tranquilo, llegaremos al fondo de esto - aseguro su madre, pasando sus manos por su cabello - Y espero que tenga una explicación lógica

- Lo que yo no entiendo es lo de Evans - expresaron y todos se quedaron en silencio

- Es cierto - dijo Sirius - Por qué ella estaba tan segura de que todo iba a quedar en sus manos

- De seguro por avaricia - acusaron

- ¡Es mentira! - exclamo Lily, tan roja como su cabello mientras sus padres la apoyaban

- Sí claro y yo me casaré en un futuro - se burló Sirius - ¡Debes de aceptar que solo buscas sobresalir a cuesta de todos! No me extraña porque el rojito de allá no se te acerca

Muchos voltearon a donde señalaba Sirius, el joven que sabían era hermano de Evans, estaba tratando de calmar a un alterado Severus por saber que algo le iba a pasar.

- bueno, continuemos leyendo - hablo un profesor - ¿Quién sigue?

- Yo - dijo Sirius tomando el libro - Capítulo dos, La serpiente parlante

James frunció el ceño al escuchar eso.

Decir que el plan de Albus Dumbledore había acabado bien, sería mentir.

Diez años más tarde en una mansión, unos niños comenzaban a levantarse gracias al sol que se filtraba por sus ventanas. Uno de esos niños era Harry Potter.

James suspiro aliviado de saber que su hijo estaba bien.

Harry Potter como todas la mañanas, se levantó con quejidos y lamentos de haber sido arrancando de su cómoda cama, pero dejó de pensar en eso, cuando el olor a tocino llegó a sus fosas nasales.

- igual de hambriento que el padre - se burló Frank Longbottom

- Falso - expreso James seguro

Mientras bajaba por las amplias escaleras, escucho unos pasos detrás de él, a un ritmo rápido, pero precavido, Athenea se acercaba a él, jalando en el proceso un peluche en forma de borrego.

- Vamos Harry, muévete que se nos hará tarde y Dami se enojará - expreso ella

Con pasos más rápidos, ambos infantes fueron bajaron y se encaminaron a la cocina, donde al sentarse en sus respectivos lugares, dos jóvenes se acercaron a ellos.

- Bueno señorita, joven, por poco y no llegan a desayunar - hablo la patrona acercándose a ellos con una sonrisa

- Lo sentimos Madame - se disculparon los dos infantes

- Sí no volverá a pasar - aseguró Harry a la mayor

- Saben que no les puedo decir nada, ustedes son los dueños de este lugar, aparte, el joven amo Damián aún ni se levanta - señaló ella con tranquilidad

𝐋𝐞𝐲𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐄𝐥 𝐑𝐞𝐲 𝐄𝐬𝐭𝐞𝐥𝐚𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora