La Piedra Filosofal: Búsqueda a media noche

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- Yo voy a leer - pidió Lucius

El libro voló hacía él, la tinta comenzaba ha aparecer.

- Capítulo Nueve, búsqueda a media noche -

- eso suena mal - hablo Fleamont

Harry nunca había creído que pudiera existir un chico al que detestara más que a los hermanos Valencia, pero eso era antes de haber conocido a Ronald Weasley. Sin embargo, los de primer año de Gryffindor sólo compartían con los de Slytherin las clases de Pociones, transformaciones y encantos así que no tenía que encontrarse mucho con él. O, al menos, así era hasta que apareció una noticia en la sala común de Slytherin; que los hizo protestar a todos. Las lecciones de vuelo comenzarían el jueves... y Gryffindor y Slytherin aprenderían juntos.

- eso sería mala combinación- señaló Marlenne

—Perfecto —dijo en tono aburrido Harry —. Justo lo que siempre he deseado. Hacer el ridículo sobre una escoba delante de Weasley.

Deseaba aprender a volar más que ninguna otra cosa.

—No sabes aún si vas a hacer un papelón, aparte manejas bien la escoba, Damián te enseño, el fue cazador en sus años de escuela —dijo razonablemente Athenea —. De todos modos, sé que Weasley siempre habla de lo bueno que es en quidditch, pero seguro que es pura palabrería.

- Que bueno que le enseño a jugar - dijo James triste

Apoyo Athenea, a lo que Percy a su lado asintió de acuerdo, a pesar de haber estado cinco años con Marcus y la familia de este, recordaba muy bien a su hermano.

Los gemelos Prewett se preocuparon, mientras que Marcelo y Kiara se miraron mutuamente, ¿Tan importantes eran ellos para aquel pelirrojo y viceversa?

La verdad es que Weasley hablaba mucho sobre volar. Se quejaba en voz alta porque los de primer año nunca estaban en los equipos de quidditch y contaba largas y jactanciosas historias, que siempre acababan con él escapando de helicópteros pilotados por muggles.

- ¿Huelen eso? - cuestiono Sirius

- ¿Que cosa? - cuestiono Dorcas una joven de Gryffindor que estaba perdida por el Black

- Huele a mentiras - se burló Remus

Pero no era el único: por la forma de hablar de Seamus Finnigan, parecía que había pasado toda la infancia volando por el campo con su escoba. Hasta entre serpientes se podía contar a quien quisiera oírlo que una vez casi había chocado contra los rosales o árboles alrededor de sus casa. Todos los que procedían de familias de magos hablaban constantemente de quidditch.

- Yo le rompí a mi madre un jarrón - hablo Sirius

- Que bueno que lo hiciste, era un horrible regalo - aseguró Walburga

Theo ya había tenido una gran discusión con un nacido de muggles llamado Kyle, que compartía el dormitorio con Crabbe y Goyle, sobre fútbol. Theo quería saber sobre un juego con una sola pelota, donde nadie podía volar. Harry había descubierto a Blaise tratando de animar un cartel de Kyle en que aparecía el equipo de fútbol de West Ham, para hacer que los jugadores se movieran.

Neville no había tenido una escoba en toda su vida, porque su abuela no se lo permitía. Harry pensó que ella había actuado correctamente, dado que Neville se las ingeniaba para tener un número extraordinario de accidentes, incluso con los dos pies en tierra.

- Frank, como tú- señalo Alice a su novio

Hermione Granger estaba casi tan nerviosa como Neville con el tema del vuelo. Eso era algo que no se podía aprender de memoria en los libros, aunque lo había intentado. En el desayuno del jueves, aburrió a todos con estúpidas notas sobre el vuelo que había encontrado en un libro de la biblioteca, llamado Quidditch a través de los tiempos. Neville estaba pendiente de cada palabra, desesperado por encontrar algo que lo ayudara más tarde con su escoba, pero todos los demás se alegraron mucho cuando la lectura de Hermione fue interrumpida por la llegada del correo, a lo que él agradeció, pues la niña hablaba fuertemente.

𝐋𝐞𝐲𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐄𝐥 𝐑𝐞𝐲 𝐄𝐬𝐭𝐞𝐥𝐚𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora