La mesa de bocadillos había sido todo un éxito. Los elfos habían estado ayudando a mandar pequeñas bandejas que contenían comida deliciosa y en porciones agradables.
Degustando la comida que se les había dado, pronto, Damián notó que en su defecto, era lo último que quedaba de lectura, lo que significaba algo bueno.
-¿Quién lee ahora?- interrogó Damián -Es el último capítulo
-¿De verdad? De ser así, leeré yo- sonrió Elena
Tom observó a sí hija, quien estaba degustando la gelatina que el mayor le había dado hace un momento.
-Abuelo, ¿Me cargas?- interrogó Teddy a Orión, quien lo tomó en brazos sin problema alguno.
-Bien, vamos con el nuevo capítulo, capítulo veinticuatro, Fin de año- dijo ella con calma
—¡Harry! —Athenea le tiraba de la manga, mirando el reloj—. Tenemos diez minutos
para regresar a la enfermería sin ser vistos. Antes de que Cassius cierre la puerta
con llave.-¡Corran!- grito un Hufflepuff con nervios al flor de pie
—De acuerdo —dijo Harry, apartando los ojos del cielo—, ¡vamos!
Entraron por la puerta que tenían detrás y bajaron una estrecha escalera de caracol.
Al llegar abajo oyeron voces. Se arrimaron a la pared y escucharon. Parecían Fudge y McGonagall. Caminaban a prisa por el corredor que comenzaba al pie de la escalera.—... Sólo espero que Dumbledore no ponga impedimentos —decía de pronto Ivonne, quien estaba a lado de la profesora de transformaciones—. ¿Le darán el Beso inmediatamente?
-Pero que sádica es esa niña- dijo Amelia
-¿Verdad? Siento que es la hija perdida de Evans- señaló Marlenne
-¡Oye!
—En cuanto llegue Macnair con los dementores. Todo este asunto de Lestrange ha resultado muy desagradable. No tiene ni idea de las ganas que tengo de decir a El Profeta que por fin lo hemos atrapado. Supongo que querrán entrevistarle, señorita Garden... Y en cuanto el joven Harry vuelva a estar en sus cabales, también querrá contarle al periódico cómo usted lo salvó.
Desde lo lejos, una risa se escuchó. Nadie tuvo que preguntar quién era, ya sabían.
Harry apretó los dientes. Entrevió la sonrisa hipócrita de Snape cuando él y Fudge pasaron ante el lugar en que estaban escondidos. Sus pasos se perdieron. Harry y Athenea aguardaron unos instantes para asegurarse de que estaban lejos y echaron a correr en dirección opuesta. Bajaron una escalera, luego otra, continuaron por otro corredor y oyeron una carcajada delante de ellos.
—¡Peeves! —susurró Athenea, tomando a Harry por la muñeca—. ¡Entremos aquí!
Corrieron a toda velocidad y entraron en un aula vacía que encontraron a la izquierda. Peeves iba por el pasillo dando saltos de contento, riéndose a mandíbula batiente.
—¡Es horrible! —susurró Harry, con el oído pegado a la puerta—. Estoy seguro de que se ha puesto así de alegre porque los dementores van a ejecutar a al tío Rabastan ...—Miró el reloj—. Tres minutos, Nea.
-Lo vamos a desaparecer- comentó Bella con el ceño fruncido
Aguardaron a que la risa malvada de Peeves se perdiera en la distancia. Entonces salieron del aula y volvieron a correr.
—Nea, ¿qué ocurrirá si no regresamos antes de que Cassius cierre la puerta? —jadeó Harry.
-Que paso chicos, están en el equipo de quidditch deberían tener mejor condición- expresó Marcus
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𝐋𝐞𝐲𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐄𝐥 𝐑𝐞𝐲 𝐄𝐬𝐭𝐞𝐥𝐚𝐫
FanfictionLa guerra dejó varias heridas en muchas personas, y Harry Potter era una de ellas. Perder a su padre, no se comprará con ver morir frente a sus ojos a su papá, al hombre que le dio la vida ni mucho menos quien lo cuido. Por tal motivo, el conocido...