𝐋𝐞𝐲𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐄𝐥 𝐑𝐞𝐲 𝐄𝐬𝐭𝐞𝐥𝐚𝐫

El Prisionero De Azkaban: Bienvenido A La Mansión Riddle

La borrachera que se estaba llevando en proceso iba viento en popa, incluso el temido Lord Oscuro se estaba apuntando para dicha borrachera, al igual que el gran Nicolás Flamel.

Dumbledore parecía que se había chupado un limón, su rostro estaba completamente lleno de angustia, parecía que le habían dicho su peor pesadilla. Ideando planes, no sabe que hacer y los nervios se comienzan apoderar de él de nuevo. 

Si tan solo hubiera matado a Tom Riddle cuando lo conoció, nada de esto estaría pasando.
Si tan solo hubiera quemado viva a Eileen Prince, Severus no hubiera nacido.
Si tan solo los Potter fueran unos idiotas, James estaría en sus redes.
Si tan solo los LeFay no hubieran huido, Jackson estaría muerto.
Si tan solo Lily Evans no fuera una mocosa estúpida, Harry hubiera terminado bajo sus garras.
Si tan solo Elena Flamel hubiera muerto como estaba planeado, Damián no existiría y no sería un dolor de cabeza.
Si tan solo su futuro yo no se hubiera confiado, el estaría gobernando el mundo mágico.

Había muchos «Si tan solo» que podría ayudar a la causa, pero incluso así, si la verdad de la casa LeFay se supiera, la varita del molesto pelirrojo estaría no apuntando al suelo, ni a los Riddle, sino a él y a los idiotas que logaron engañarlos para que creyeran que Voldemort los buscaba. Observa con enojo el lugar, sus fieles seguidores comenzaban a disminuir, los jóvenes no parecían interesarse en lo que él les decía, sino en lo que lo sangres puras transmitían.

Tenía que pensar que haría, no podía permitirse perder todo lo que tenía hasta ahora, ¡Sería injusto! Y para ello, tendría que pensar en un plan mejor elaborado.

Pobre director, que no se da cuenta que los Prince han logrado ingresar a su mente sin problema alguno y están listos para intervenir.

- Vaya, alguien quiere sacar las arras de gata - se burló Hayden, siendo escuchado por su familia 

- Gata - susurra con burla Hadriel - Rabiosa 

Severus tuvo que cubrir sus labios antes de que el juego de calabaza fuera escupido. Aquello era hilarante y muy cierto. 

- Y yo que pensaba que Orión era el perro rabioso - susurró Eileen 

La carcajada de Lord Prince se escucha fuerte y claro. Muchos voltean a verlos, incrédulos de ver un comportamiento fuera de lugar para el segundo príncipe de Slytherin, pero para quienes ya lo conocían, era algo normal, pues Severus ocultaba su verdadera naturaleza bajo una máscara de frialdad.

James observa el rostro sonriente de su futuro amado y siente que sus mejillas se bañan en un suave calor. ¿Siempre fe así de tierno? ¿Así de adorable? Sacude la cabeza, es imposible, aunque su mente recapitulaba los pocos momentos en que vio a Severus siendo lindo con los slytherin. 

«Ciertamente, no sabía que tenía dicha faceta» pensó James para si mismo.. Era adorable, de eso no había duda, y observando a sus hijos, se dio cuenta que aunque tenían rasgos de la casa Potter, los dos (Hadriel y Hayden) parecían tener ciertas facciones compartidas, como la suave forma de su nariz, sus respectivas mandíbulas o la manera en la que se estaban burlando de alguna cosa que él y el resto ignoraban.

- Corni - llaman a un lado, siendo este el propio Sirius - ¿De qué se están riendo tus hijos y futuro esposo?  

- No tengo la menor idea - susurra James como respuesta 

- Posiblemente se trata de Dumbledore - expresa tranquilo Remus, ganando una mirada de sus dos amigos - Solo tómenlo en cuenta, los tres parecen tener una sería rivalidad con el profesor

- Cierto - dicen los otros dos 

Peter, quien los observa desde lejos, siente que su mundo esta derrumbándose. Haber traicionado a sus amigos era algo que lo estaba persiguiendo todas las noches, todavía no lo creía, no podía ser que él fuera a traicionar de esa manera a sus amigos. Se negaba a creerlo, había algo que posiblemente no cuadraba.