La guerra dejó varias heridas en muchas personas, y Harry Potter era una de ellas.
Perder a su padre, no se comprará con ver morir frente a sus ojos a su papá, al hombre que le dio la vida ni mucho menos quien lo cuido. Por tal motivo, el conocido...
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Hola mis hermosas criaturas, lamento no haber publicado ayer el capítulo y es que por algún extraño motivo me salía que había un error y después me mandaba hacía la revisión de lo escrito, así que espere pasar un día para que no fuera un problema.
Ciertamente se que los merodeadores se hicieron animagos a los quince, ¿No? Bueno; lo cambiare para que se presente que desde los trece lo son, por lo que sin más, comencemos.
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La rara comida que los futuristas le dieron a todos, parecía degustar el paladar de muchos, incluso mini Damián estaba en las piernas de su padre, quien observaba con amor a su hijo.
- Antes de empezar, ¿Desean algo? - cuestiona de pronto Athenea
- Sí - exclama Marcela, ganando una mirada de todos - El baño
Sin decir nada, la ex-hufflepuff sale corriendo, seguidos de unos cuantos más que parecían también ansiar ir al baño. Otros se estaban estirando, como era el caso de algunos niños pequeños o de los profesores que ansiaban estirar sus músculos.
Hayden, quien era el más descarado de los dos hermanos Potter-Prince, notó como su padre mantenía la vista sobre su papá, quien hablaba muy animado con su tía Petunia. Tranquilo, se puso de pie, ganando una pequeña mirada de Hadriel, quien le sonríe en complicidad con su pequeño hermano.
- Hola papá - saludo tranquilo Hayden, llamando la atención de James, quien le sonrío a su hijo
- Hayden, ¿Qué te trae por acá? - cuestiona en voz baja James, mientras observa a su hijo más joven
- Nada, solo me da curiosidad saber porque mi padre esta devorando a mi papá con esa sucia y mórbida mirada - soltó el pequeño Potter
Los ojos de James se abrieron de una forma divertida, y miro hacía donde estaba su hijo. Hayden podría hacerse pasar por un niño inocente que no rompía ningún plato, pero diablos, ese brillo en sus ojos, eran los mismos que su padre ponía cuando estaba logrando un posible objetivo favorecedor.
- ¿Por qué me ves así? - cuestiona James de manera nerviosa - Aun no hago nada estúpido