Capítulo 29

1.3K 129 2
                                    

DAMARA VOOHKERT

—Creí haberte pedido que me esperaras —se queja mi hermano, ya solos mientras salimos de la biblioteca.

—Quería conocer, ¿vamos al registro?

—Sí, esto es lo que debes presentar. —Me entrega una carpeta.

—¿Qué es todo esto? —Reviso por encima la cantidad de papeles.

—Recibos de pago. Se supone que no tendrías deudas con Montemagno porque yo me encargué, pero dado lo que pasó... —Suspira hondo—. Al menos no tendrás sucio el historial.

—¿Ya sabes por cuánto tiempo tendré que trabajar gratis? ¿O si quiera en qué?

—No.

—Estaría genial entrar a algún proyecto de ciencias.

—No digas tonterías.

—¿Por qué nunca me contaste que te dicen carnicero? —Pone los ojos en blanco ante mi interrogante—. ¿Por qué te llaman así?

—A los vampiros les gusta poner seudónimos. Se formó una pelea accidental entre los candidatos al puesto que tengo, solo yo quedé vivo.

—¿Una pelea accidental? ¿Y eso terminó en la muerte de cuántos?

—Seis.

—¿Se desafiaron a muerte por el empleo?

—No.

—¿Entonces por qué?

—Concéntrate en lo que importa. —Se detiene y pone sus manos en mis hombros—. Necesito que pongas de tu parte con respecto a tu actitud. Creo que Daniel no te agrada, sé que él no ha sido cortés precisamente, pero es el Zethee. Te darás cuenta del trato que todos le dan aquí y los honores que recibe. Es un rey, tan respetado como puedas imaginar que su título demanda. Entiendo que puedas tener una impresión distinta dada la confianza que demostró en días pasados con nosotros, pero debes tener cuidado con lo que demuestres frente a él y sobre todo frente a los demás. He hecho todo para darte una vida casi perfecta. No arruines tu futuro.

—Pero...

—Cuando él te cite. —Me suelta—. Muéstrate dispuesta a integrarte, a aprender y a pertenecer. Cumple con las responsabilidades que te asignen, eso es todo. Verás que rápido mejoran las cosas.

—De acuerdo —acepto ante las emociones con que acompaña sus palabras: resignación, melancolía, esperanza, impulso protector.

—Ya vamos a entrar a la casa del sol. Recuerda que así se le llama al sector de Montemagno en el que ocurre todo lo que tenga que ver con asuntos legales. La ralea esclava y las jaulas también están aquí, además del palacio del Zethee.

—¿Te refieres a donde llevan a los criminales, cierto?

—No. Aunque ellos también están en esta zona, con jaulas se habla del lugar donde están los humanos.

—¿Para el festival?

—Una parte. La mayoría solo serán desangrados, Montemagno nunca puede quedarse sin sangre.

Asiento en silencio pensando en Athir, si los esclavos están cerca, entonces quizás la pueda ver. Avanzando a paso fuerte, Diego me guía por un camino pavimentado que atraviesa al bosque, el musgo lo cubre casi todo. Pronto nos recibe un claro de forma perfectamente ovalada, cuyos límites los custodian nueve columnas de piedra caliza, estos muestran signos de gran antigüedad.

Me les acerco con fascinante interés, en su cara frontal hay símbolos zansvrikos gravados.

—¿Qué dice? —Acaricio las letras cinceladas.

Éxtasis CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora