DANIEL LEÓN
Me pongo una bata de baño. Mi invitada de honor una de mis camisas. Le queda grande, pero se ve sensual. Seca su cabello mientras me mira con una expresión que no descifro.
—Algo de lo que dije hace rato no te gustó —retomo lo que quedó pendiente—. ¿Qué es?
—No es nada.
—Yo he sido honesto contigo, ¿por qué no tú?
—¿De verdad lo eres? Porque después de lo que ha estado pasando entre nosotros desde el día uno, es difícil saberlo. No necesitas fingir ser un caballero solo para envolverme, no después de haber actuado como un déspota. Podemos seguir encontrándonos sin que te sientas obligado a hacerme creer que te importo. Eso sí que no.
—¿Crees que estoy actuando?
—Basta —resopla entre sonrisas irónicas—. Te detesto. —Se cruza de brazos, soltando un suspiro hondo—. Pero me encantas. Dijiste que tenías muchas ganas de follarme. Yo también te deseaba, y me gusta cómo me estás haciendo sentir. No me importa que me digas que solo quieres acostarte porque son las mismas intenciones que tengo yo. Mi única condición en todo caso es que seamos discretos, Diego me mataría si lo sabe.
Todo lo que dice me confunde. En mi mente paso de una revelación a otra: no me reconoce sincero, no siente nada por mí fuera de la atracción sexual y no considera que lo nuestro vaya a ser permanente.
—¿Por qué crees que quiero que esto sea una aventura?
—¿Qué intentas, Daniel? —Suena a reproche—. Me gustaría mucho saber qué es lo que quieres de mí y no es la primera vez que te lo pregunto. Si es que eres de esos tipos que tienen doble personalidad creo que merezco saberlo. Y si no, entonces aceptaré que solo eres muy sádico. Desde que te conozco has sido un jodido abusador. Te declaraste mi dueño y me maltrataste como quisiste. Me advertiste que se hacía lo que tú decías, cuando tú lo decías y como lo decías. Ahora te dedicas a halagarme, ¿por qué?, ¿sientes que gozarías más si me enamoro de ti?, ¿para burlarte de mí o algo? Como lo hiciste la noche en que no me diste el beso.
—¡No podía hacerlo!
—Claro... ¿Cómo dijiste? Porque era sucio y desleal, imagino que habernos acostado no lo es.
—¿Eso es lo que te molesta? ¿Esas dos palabras? Lamento que lo tomes como algo ofensivo, pero es lo que siento respecto a la confianza que me dieron Diego y Elizabeth. No tienes idea de lo que me hubiera atrevido a hacerte desde el primer día de no haber sido por ellos dos.
—Pues no me parece que sea un problema que se haya solucionado. Entonces, si no quieres involucrarte conmigo porque es traición y cuando crucemos esa puerta volverás a ser el mismo maldito de siempre, actúa igual ahora.
—Traté de respetar la amistad evitándote, ahora hay que decírselos, yo hablaré con los dos.
—¿Estás loco? —Su gesto se ensombrece.
—¿Por qué?
—Diego es como mi padre, se pondría histérico. Además, ¿qué se supone que le diríamos? No es como que seamos pareja. Tal vez sea distinto para ti, pero yo no puedo ni quiero simplemente avisarle que nos estamos acostando. Esto es asunto mío, ¿de acuerdo? Nada más que mío. No tienes derecho a decirle nada.
—¿O qué?
—O no volveremos a hacer esto.
—¿Me negarías tenerte? —Le doy vuelta al tomarla por los hombros y la rodeo con mis brazos ahora apoyados en la cama.
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Éxtasis Carmesí
VampirosDaniel León es un vampiro poderoso y amante de los placeres carnales. Las correas que limitan a sus demonios se ven amenazadas cuando una joven que acaba de perder su humanidad despierta en él una sed de lujuria tal, que su mente lo invita a cumplir...