𝐇𝐞𝐚𝐯𝐞𝐧𝐥𝐲 | ✔

𝐗𝐈

Despertó sintiendo el cálido cuerpo del señor Malfoy casi sobre de ella, la tenia tomada de la cintura con fuerza pegándola a el.

Trato de deslizarse fuera de su agarre evitando despertarlo pero en el instante que ella intento moverse su agarre se hizo más fuerte y hundió su cara en su cabello.

—¿Estas despierta?—pregunto con voz ronca, tarareo en respuesta y dejo un beso en su hombro.—Pedí el desayuno.

—¿Eso se puede?

—Si.—quito en cabello que tenía en su hombro y comenzó a dejar besos desde su mentón hasta el inicio de su brazo—Soy amigo de Parkinson todo lo que yo quiera se puede.

—Vaya.—suspiro y se dio la vuelta quedando frente a frente—Buenos días.—sonrió un poco provocando que el señor Malfoy sonriera a medias para besar su frente.

—Buenos días para ti también.—acaricio su mejilla.—¿Tienes algo que hacer hoy?—negó.—Bien.

—¿Se quedará hoy aquí?

—Solo para que desayunemos.—se estiro para levantarse.—Tengo cosas que hacer.—la miro.—¿Quieres quedarte?

—Uhm si, está bien.

—Bien.—camino se estiro frente a la cama mientras ella lo miraba, se recargo con ambas manos en la cama dejando un tierno beso en sus labios antes de entrar al baño.

Era raro para Lía el pasar más que unas cuantas horas con él, pero no podía negar que se sentía bien, fue agradable dormir en sus brazos.

Quizá él se sentía culpable por lo que había hecho y por eso era tan amable con ella. Trataba de convencerse que era eso, que él no sentía nada por ella, y que ella tampoco sentía nada cuando el la miraba.

Mentían.

Tocaron la puerta y se levantó, al abrir la puerta un pequeño carrito con mucha comida estaba enfrente de ella.

—¿Fuiste buena con él?—pregunto Parkinson.

—Si.—murmuro.

—Bien.—dejo la comida en la entrada y Lía lo metió, puso todo en la mesa que estaba en la habitación y se sentó esperando al señor Malfoy.

—Pensé que nunca llegaría.—dijo mientras se secaba el pelo con una toalla.—Come.— ordeno sentándose a su lado tomando una cajetilla de cigarros y el periódico.

—De acuerdo.—murmuro mientras tomaba un poco de comida y la ponía en su plato, se quedó observándolo por un momento hasta que la voz de Draco la saco de sus pensamientos.

—Sírveme un poco de café cariño.—Lía tarareo mientras le servía el café "cariño" ese apodo le gustaba.—Gracias.—dijo mientras lo tomaba— ¿No vas a comer?—pregunto mirándola sobre el periódico.