Capítulo 8.

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Pérdida. 

Mi vestido está mojado, mi cabello arruinado, me falta un arete, me duelen mis pies y eso que eso casi nunca me duele, solo cuando de verdad paso mucho tiempo caminando con tacones. El saco de Keiler cubre mi espalda y brazos, pero aún así, hace frío. Y la lluvia no para. 

El golpe debió de ser fuerte, para terminar caminando a casa, bajo la lluvia. Pero no se que se le ocurrió al conductor, para ir por ese camino.... El chofer está muerto. Kirk, maldito. Lo peor, es que mi casa y mi camita están a kilómetros. ¿La velocidad vampírica? quedó en el olvido al ver saber que no serviría de nada ya que por la lluvia no podíamos ver nada, estamos en una barranca y simplemente el frío. 

¿Qué qué paso? Bueno... después del baile, Keiler y yo nos subimos a la carroza. Según yo, íbamos por el camino correcto, pero no. Terminamos cerca de un barranco. Un golpe, y fuimos lanzados al vacío. Qué no estaba tan profundo, pero si lo suficiente para desbaratar la carroza y asesinar al chofer. Que ya estaba previamente moribundo, gracias a Kirk. 

Al caer, un pedazo de madera me atravesó el muslo, y a Kei el hombro, pero los sacamos y se sanó. El salir de la carroza fue difícil, ya que si hacíamos algún movimiento nos podíamos lastimar. 

Para pronto, la lluvia comenzó y se dificultó todo. Había lodo, y piedras. Intentamos usar la rapidez "vampírica" como Kei y yo le decimos, pero no podía ver casi nada. La lluvia estaba muy fuerte. Además de que no había salida, estábamos tipo encerrados en el barranco. 

Tenía frío y Kei me dio su saco. Seguimos caminando con la ropa y el cabello arruinado. 

—Kei, me muero de hambre. 

—Lo sé, igual yo. No hemos comido en un par de días. 

Como si el destino lo quisiera, el rugido de un animal se hizo presente. Maldita sea, ¿no podía ser alguna persona? Bueno, distingo que es el sonido de un puma, o algo por el estilo. 

—No sabía que había pumas por aquí—dije a mi hermano, estamos en un barranco, donde no hay vegetación, agua sí hay, pero solo por la lluvia y no hay alguna salida. El volteó a verme y asintió, poniéndose en forma de caza. 

—Quiero divertirme cazando. ¿Me acompañas o te quedas? 

Niego a mi hermano, sentándome en una piedra. —Me quedo, estos zapatos lastiman a morir. 

El rueda los ojos pero asiente y se pone a jugar con el puma, que al final, con un impacto de una piedra, muere. Y el olor a sangre animal se hace presente. Camino hasta donde está y me hinco. La sangre animal no hace el mismo efecto que la sangre humana, esta solo obscurece los ojos un 50 porciento, la sangre humana los obscurece en un 100 porciento. 

Mi hermano y yo nos alimentamos y recuperamos poca energía, diría yo la suficiente para sacarnos del barranco. La lluvia no había cesado, sin embargo, si había disminuido, lo suficiente para poder usar nuestra velocidad para llegar cerca de casa. 

Que sí estaba en unos dos kilómetros, pero gracias a nuestro estado, no se sintió taaan pesado. Llegamos a casa, Todo iba normal, todo estaba tan bien, hasta que, lo vimos. 

Atónita, con miedo, culpa, y muchas cosas más, me quedé bloqueada al ver lo que estaba en la pared. Keiler me agarró de la cintura cuando tuve las intenciones de caer, mi mente se nubló, mis ganas de asesinar crecieron y solo iban dirigidas a una persona. 

Kirk. 

Aunque no lo conociera bien, sé de lo que es capaz, y como buena sangre nuestra, nuestra palabra se cumple. 

V de Vampiro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora