Capítulo 34.

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Impredecible. 

Gyneth.

Cuando me fui a Rusia, yo sabía que iban a venir por mi. Por eso lol pensé con la mente abierta.

Iniciando mis días como vampiro, es cierto, no sabía controlar eso, cerrar mi mente, abrirla cuando yo quisiera. 

Pero ahora que mi vida ha dado un giro totalmente, y hay peligros amenazándome, a m i y a mi familia, necesitamos de ciertas herramientas para sobrevivir. 

Y atacar.

Mi hermano, ¿Por qué le pregunté? 

1- El que descubran tus pensamientos puede ser una debilidad y desventaja. Sabrán tus movidas antes y fracasarás. 

2- Por beneficio propio. 

No quiero que sepan todo lo que pienso, cuando y como.  

Volviendo al día de hoy. Después de que Danhy jugara un rato con Liam, el cual descubrimos que no es hijo de Samara, es hijo de la amiga de la chica. 

—Bien, iremos nosotros por acá— Kol señala el bosque en el mapa. Los guardias asienten. —Ustedes irán atrás, por unos metros. Y recuerden, atacaran solo si Gyneth les dice. Kirk está suelto, y Dorian es peligroso. 

Por órdenes de Kilian, por estar en riesgo, si salimos, por lo menos dos guardias deben de acompañarnos. Vamos a salir con Danhy al bosque, con los caballos, no quiero que Danhy se la viva encerrado. 

Es un palacio, tiene muchos jardines y demás, pero quiero que su entorno sea más grande. 

—¿Entendido?— Kol pregunta y todos asienten.

—Bien—palmea las manos. —En 5 minutos salimos. Vallan a alistarse. 

Kol y yo caminamos hacia nuestra habitación. Voy directo al tocador. Deshago las dos trenzas, ya que tenía mi cabello semi recogido. Y hago una trenza, con solo un poco de cabello, la cual la uno a la coleta. 

—Ve por Danhy, lo dejé en la biblioteca leyendo un libro aceptable que encontré.— Kol asiente y se retira. Aprovecho para terminar de peinarme y cuando lo hago, voy a los establos. 

—¿Con quién te vas?— pregunto al niño, quien, con obvias razones, me elige a mi. 

Me subo al lomo de Ivy, y entre el inicio de su cabello y yo, Kol deja a Danhy, quien ya sabe como agarrarse; de las riendas. 

Mi yegua ya sabe por donde ir, así que no hay necesidad de indicarle el camino.  

Al principio, vamos igual, en velocidad. Hasta que Kol nos reta, a ver quien llega más rápido a la cascada. 

Bien, si quiere jugar. Juguemos.

—A que no nos alcanzas, Kol— grito e Ivy corre más rápido.

Los inmensos árboles ocultan el sol, pero hay pequeños espacios entre las ramas y hojas dejan pasar un poco de luz.

—Dany, agárrate del cabello de Ivy— hablo, mientras le indico a Ivy que debemos girar.

Pasamos los árboles,

Ivy se frena en seco. Observo el lugar, a ver que es lo que la obligó a pararse.

—Y cuando menos lo espero, llegas tú, con todo lo que quiero. Gyneth, eres muy predecible.

Kol llega atrás de mi, obligando a que Kirk nos observe a los dos. Dorian llega a su lado, observándonos.

V de Vampiro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora