El Perfecto suicidio {Completa✔️}

XXXI

El dolor de la comandante 
Sam
Días antes de la Boda de Lena

No quise hacerlo, juro que lo intente, desde que conocí a Lena la ame, ella me dió un motivo para seguir viviendo después de todo lo que ha pasado en mi vida, encontré en ella a la única familia que he tenido y sobre todo le dio un sentido a mi existencia; venganza. Nunca estuvo entre mis preocupaciones enamorarme, jamás me importo el amor en lo mas mínimo, pero entonces apareció ella y todo fue diferente, no quise hacerlo, me resistí a esas extrañas y nuevas emociones, pero...fue inútil.

Flashback

Suelto un suspiro cansado mientras camino por el enorme jardín del palacio, mi mente es un caos desde hace semanas atrás; desde aquella salida con Alexandra. Dos días después de aquella tarde ella se había ido hacia una misión peligrosa en no sé dónde, no la he visto desde entonces y mucho menos he sabido de ella, no es que me preocupe su bienestar; porque no es así, comenzando porque ella es kriptoniana y la organización centinela negra es la única capaz de poder lastimar a los kriptonianos y por el momento esa no es la prioridad de esta misión, y mucho menos es que me interese cualquier cosa que tenga que ver con ella, Alex es solo parte de la misión, parte del plan, lo que realmente me preocupa es que ella no esté aquí y mientras no conviva lo suficiente con ella no podré lograr mi objetivo; hacer que ella confíe en Lena para que está tenga el camino libre y pueda casarse con Kara. Alexandra es una parte fundamental de nuestro plan porque sin la aprobación de ella es muy difícil que Kara caiga en los brazos de Lena porque he de admitir que ellas dos tienen una relación igual de cercana como la que Lee y yo compartimos. Siento un olor dulce inundar mis posas nasales, cierro los ojos para poder disfrutar de ese delicioso olor, casi al segundo siento una mano cálida y suave posarse en mi hombro y la veo; su cabello rojizo parece más brilloso, sus ojos castaños tienen un brillo encantador y el uniforme de la guardia nacional parece lucirle mejor a ella que a cualquier soldado que hubiese visto antes. Las emociones me inundan como nunca antes, su olor, su presencia y su aspecto, todo es un frenesí en mi y no puedo evitarlo, mi cuerpo se mueve hacia ella como si de un imán se tratase, ella rodea mi cintura con sus brazos y me estrecha en sus brazos, siento su respiración en mi cuello al ella inhalar profundamente, como si estuviese memorizado mi olor. Al alejarnos ella me mira con una sonrisa.

-. ¿Qué tal todo Sam? - cuestiona, yo le devuelvo la sonrisa.

-. Mucho mejor. - respondo. Ella me devuelve la sonrisa

-. ¿Vamos a cenar? Digo...imagino que no has salido mucho desde aquel día. - dice Alex rascando su cuello con nerviosismo.

-. Me encantaría. - le respondo.

-. ¡Perfecto! Paso por tu habitación a las ocho. - me dice sonriente y yo asiento con una sonrisa.

No es que me interese impresionarla, no por supuesto que no, simplemente es parte de mi misión, es mi deber conquistar a Alex, de otra forma nada de esto tendrá sentido. Louis me había llevado en lo que resto de la tarde a comprar un vestido hermoso, la pelirroja se había convertido en una gran amiga, entiendo el cariño de Lena hacia ella, es una mujer excepcional, una que había sido capaz de cambiar a Clarke de una manera sorprendente.
El vestido rojo me sienta bien, estoy segura que Alex va a amarlo

Pero realmente cuando ella tocó mi puerta y la vi, la única encantada he sido yo.

-. Te ves hermosa. - me dice sin pensarlo, yo me sonrojo ante su mirada sobre mi.

-. Tú estás igual de hermosa. - le respondo con nerviosismo y ella sonríe.

-. ¿Nos vamos? - pregunta, yo asiento y me afianzó a su brazo para caminar por el pasillo. No tardamos mucho en llegar al restaurante y tal y como lo imagine; es elegante, con clase y estilo, ahora es que me alegro de haber accedido a comprar este vestido. Alex se comporta de lo más hermosa, respetuosa y cariñosa conmigo y esto no es bueno; nunca nadie me había tratado así a excepción de Lena, pero sin duda alguna el sentimiento es diferente, cuando Alex toma mi mano mi corazón se acelera de una manera irregular, sus ojos me provocan algo que no se identificar. Ella ordena la comida ya que yo nunca he probado nada de lo que se encuentra en el menú.