Prólogo
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Holly Ross
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Dos puños al saco, giro y patada, dos puños, giro y patada...
—Buena combinación —asegura Ray, toma un par de manoplas y se las coloca—, ven aquí.
Muevo mi cuello de un lado a otro, haciendo que cruja, subo y bajo mis hombros, y relajo mis brazos estirándolos. Me coloco en posición frente a Ray y respiro profundo. Tras exhalar, comienzo una combinación de puños contra las manoplas en sus manos, cada dos puños me agacho para esquivar su golpe y lo repetimos al menos seis veces seguidas.
Ray asiente, con una corta sonrisa de orgullo y sacude sus manos. —Ese último dolió —afirma. Aunque dudo que sea cierto, él es como una mole de fuerza y músculo.
—Sí, claro —bufeo, sonriendo un poco.
Me quito los guantes de boxeo dejándolos a un lado y tomo una toalla para limpiar el sudor de mi rostro.
—Si sigues así podría colocarte en una exhibición —dice.
—No soy boxeadora, Ray, solo es ejercicio, lo sabes.
Asiente. —Pero, nos harías quedar bien, le sería bueno al gimnasio.
Sonrío. —Por ese motivo si podría hacerlo.
—Lo tendré en cuenta —afirma—, por el momento ya cerramos el ciclo de exhibiciones hasta nuevo aviso.
—Estuvieron increíbles, la lucha de Gina fue impecable, digna hija de su padre.
Ray sonríe. —Lo hizo muy bien —acepta.
Hay algo en su rostro que no va bien, lo he notado desde que llegó, a pesar de que intenta sonar natural y tranquilo, ha estado distraído y un poco preocupado.
—¿Entonces, se irán mañana? —le pregunto.
—Temprano, sí —me responde.
—Pues, espero que les vaya bien en su misterioso viaje de negocios —le digo con algo de sospecha.
Ray solo sonríe a medias y asiente, evadiendo el tema. —Avísame cuando estés lista para irte, no queda ninguna clase más.
—De acuerdo.
Dejo que se vaya, no quiero inmiscuirme en su vida privada. Me siento un momento y masajeo mis nudillos, abro y cierro mis manos para disminuir la tensión que causan los moretones.
Saco la liga que cuelga de mi cabello y me lo recojo de nuevo, lo tengo menos abundante que antes, pero aún así me molesta, debo recogerlo bien para mantenerlo fuera de mi rostro en cada entrenamiento.
Después de todo lo que pasó con Marcus, el que matara a mi madre, el que me persiguiera a mí y a mi hermano por años, obligándome a vivir escondida, el que incendiara la casa hogar y que casi perdiéramos a Julie; cuando tomó a Luna secuestrada y luego a mí. Todo ello, hasta su muerte en ese incendio, quebró algo dentro de mí.

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#5 La Red
AcciónSeis años han pasado desde los eventos narrados en "Sonidos Mudos", pero la historia de nuestros personajes está lejos de alcanzar un "final feliz". La vida les ha mostrado una y otra vez que no siempre tenemos el control sobre nuestro destino. No e...