Capítulo 35

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Capítulo 35

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Luna B. Ross

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        Hemos vuelto

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        Hemos vuelto.

          Nuestra casa, el hogar que con tanto esfuerzo formamos, donde recuperamos las esperanzas perdidas, ahora se siente extraño y desconocido.

           Hace poco tiempo salimos de aquí en medio del peor escenario, el más aterrador. Tomé las maletas y salí corriendo con mis hijos, como cualquier madre desesperada lo hubiese hecho. De allí en adelante cada día fue un sube y baja emocional.

          Me observo en el espejo y entiendo que quien está extraña y desconocida no es la casa, soy yo, somos nosotros. Nuestra familia está herida, asustada y confundida, incluso ahora que todo lo malo parece haber acabado.

            Este hogar que creé junto a Jay se convirtió en mi espacio de paz, mi lugar seguro, así que el que ahora me sienta de esta forma tan extraña, me llena de dolor y pánico.

           Suspiro y recojo mi cabello en una coleta alta. En el espejo me veo como si hubiese envejecido 10 años en pocos días.

           Sumando, la angustia del secuestro de Kaelyne, la incertidumbre posterior al no saber cuándo volveríamos a casa, o si realmente cumplirían el objetivo de acabar con esa red. Además, tener una bebé de pocos meses, pegada a mi pecho, si no, extrayéndome leche como una vaca, durmiendo poco o nada, con otra pequeña en edad de descubrir el mundo, dos adolescentes asustados y dos pequeñas alejadas de sus padres, todos llenos de preguntas sin respuestas, estoy agotada, emocional y físicamente agotada.

           Volvimos a casa en Beverly Hills hace casi una semana, Agatha y Naiara están con nosotros, mientras sus padres terminaban los asuntos pendientes. Aún me cuesta creer que Elize y Cleo hayan muerto, pudo haber sido cualquiera de ellos, y esas pequeñas habrían quedado solas en el mundo, pudimos ser nosotros, estuvimos muy cerca en más de una ocasión.

          Esas muertes ponen en perspectiva todo lo que siempre pensé de aquellos que trabajan para la ley, aunque no son perfectos, y sí, claro, hay mucha corrupción y prejuicios, pero también hay muchos de ellos que están en las calles dispuestos a hacer sacrificios impensables por el bien de otros que ni siquiera lo valoran un poco. En lo que a mí concierne, considero que estaré en deuda con todos ellos por el resto de mi vida.

          Salgo de la habitación y camino hacia la sala de estar, desde aquí puedo observar a todos en el patio, hoy han venido a buscar a las niñas; la verdad estos días han pasado más tiempo con Romy que aquí en casa, y ahora es tiempo de que regresen a sus hogares.

#5 La RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora