Parte II: Traiciones y aliados/ Capítulo 12

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Capítulo 12

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Magda Dass

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        —¿Mamá?

         El débil susurro de la chica me hace abrir los ojos, me levanto de la silla y me acerco a la camilla para comprobarla. Ha despertado, bueno, sus ojos están ligeramente abiertos, voltea hacia mí.

         —¿Kaelyne?

        —¿Dónde estoy? —pregunta.

        —Estás en el hospital —le explico—, soy la agente Magda Dass.

        —¿Mi familia? —susurra.

        —Los verás muy pronto, pero primero querían asegurarse de que estuvieses bien, y luego te llevaré con ellos. Ya estás a salvo —le aseguro.

           Ella se queda en silencio y se recuesta del espaldar, una lágrima cae por su mejilla mientras ve al techo.

          —Avisaré que has despertado para que te traigan algo de comer, debes estar fuerte para verlos —le digo y me alejo.

         Tan solo doy un par de pasos cuando me llama. —Agente Dass.

           Volteo hacia ella y veo su mano extendida, respiro profundo y regreso a la camilla, tomando su mano en la mía y sentándome a su lado.

          —Gracias —me dice—, por sacarme de allí.

          Niego. —Yo no lo hice, muchas personas, incluidos tus padres, se arriesgaron mucho y estuvieron trabajando sin parar por ti, no podríamos haberlo hecho sin el apoyo de todos.

         Kaelyne asiente con otras lágrimas dejando sus ojos. —¿Fue mi culpa? —indaga.

         Niego de inmediato. —Escúchame —tomo su mano con las dos mías y la miro a los ojos—, vas a sentir muchas cosas de ahora en adelante, tendrás malos sueños y muchos pensamientos diferentes, pero solo hay una verdad que debes recordar... Esas personas, esos monstruos, son los únicos culpables, los únicos malos, los únicos que no deberían existir en el mundo, y tú fuiste una víctima de su poder, pude ser yo, pudo ser alguien menor o mayor, un chico, cualquier persona, ¿entiendes eso?

        —Sí —seca sus lágrimas—, solo tengo mucho miedo.

        —Y lo tendrás por mucho tiempo, pero no puedes dejar que eso controle tu vida, porque entonces ellos seguirían ganando, y el haberte rescatado de sus manos no valdría nada, así que, Kaelyne, tienes que prometerme que lucharás con esa sensación en tu pecho, que si necesitas ayuda la pedirás de inmediato, ¿puedes prometérmelo?

         Asiente. —Lo prometo.

        —Bien, eres una chica muy valiente, saldrás de esto, estoy segura.

        —¿Por qué? —pregunta con curiosidad.

         Lo pienso un segundo y suspiro. —Tengo una amiga, muy cercana a mí, que vivió cosas incluso peores, y eso no la destruyó, la volvió más fuerte, veo ese mismo valor en tus ojos, además de que tienes una familia que sé que te apoyará, mi amiga no tenía a nadie en el mundo, tú puedes lograrlo.

         Una media sonrisa se forma en sus labios y asiente. —Dile a tu amiga que lamento lo que le pasó.

        Afirmo con la cabeza.

#5 La RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora