Giro mi cabeza hacia la puerta y veo a Nick deslizarse dentro de la habitación con ayuda de sus calcetines blancos. Está en bóxeres y con una camisa blanca recién planchada. Es como si hubiese salido de una película del 2000, esas dónde los chicos se deslizan por la cocina y sienten las ganas de volver toda la atmósfera un escenario musical al estilo del rock and roll.
Nick es mi gemelo.
—Oh, —musita al verme observándolo— la reina ha decidido despertar.
Pasa frente al espejo y empieza a peinar su negro cabello. Cuando creo que se lo dejará peinado, tira el cepillo y mete sus dedos en su húmedo cabello para empezar a desordenar unos cuantos mechones. Sus ojos azules se posan en mí y después vuelve la vista al espejo.
—¿Qué me falta?
—No lo sé, Nick. Quizá un pantalón, ¿no lo crees?
Él se mira de arriba abajo en su reflejo. Remoja sus labios y después juguetea con el aro en su labio inferior. Guiñe un ojo y sonríe.
Se lleva las manos a la cintura después de tirar del cuello de su camisa hacia arriba y finalmente da su veredicto— Así estás bien, guapo —le dice a su reflejo y yo rio por la confianza que empieza a emanar en el aire.
Nick es bastante guapo, hay que admitirlo.
Se acerca a mí, movimiento su cabeza de un lado a otro con brusquedad solo para que ciertas gotas de agua caigan sobre mi rostro.
—¡Nick! —me quejo, cubriéndome con las manos.
Él ríe y besa mi frente— Mamá y papá ya se han ido así que te estoy esperando para el desayuno. No olvides que hoy iremos a visitar a Ada.
—Vale.
—Empieza a alistarte. —me dice y empieza a salir de la habitación junto con un pantalón negro en su mano— Iré a decir que ya pueden prepararnos el desayuno.
—Nick. —le llamo antes de perderlo de vista— Otra vez me quedé dormida en tu habitación, lo siento sí te molesté el buen dormir.
—Ni te disculpen por eso. Sabes que puedes estar en mi habitación las veces que quiera —dice y finalmente empieza a bajar las escaleras.
Me hundo en la cama y sonrío. Siento que Nick es la única persona que no espera me vaya de su vida pronto o eso es lo que quiero pensar.
Yo tenía once años la primera vez que deje de sentirme más grande que Nick, la primera vez que él dio un paso adelante y me abrazó mientras yo sollozaba.
Papá acababa de gritarle un «¡Largo!» a Ada. Se lo gritó una y otra vez hasta que mi hermana cruzó la puerta, llorando y con sus maletas en la mano. Fue la primera vez que sentí miedo de papá, fue la primera vez que temí alguien me echara de su vida y yo no supiera qué hacer apenas tuviera que cruzar la puerta.
Mi hermano me arrastró hasta su habitación para evitar seguir viendo la discusión que se llevaba a cabo. Nick empezó a ser mi escudo. Allí le hice saber mi temor, fue desde aquel entonces que empezó a demostrarme que él nunca me echaría de su vida y empezó a susurrarme noche tras noche un «Te amo, Erin» como si sintiera que esa era la única forma de hacerme saber que no me dejaría a mi suerte y siempre seria mi apoyo.
Nick solía ser el hijo favorito de papá, pues Nick sería quien tomara ese rol de más adelante volverse el "hombre de la familia" o algo así decía papá. Las cosas empezaron a cambiar cuando echaron a Ada de casa y los enfrentamientos empezaron cuando mis padres me prohibieron salir de casa pues decían que debía guardarme y alejarme del mundo para que no fuera a volverme como Ada.
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Mi vecino del Royal
Teen FictionUna chica que teme ser abandonada y un chico que siente debe abandonar a todos. Erin cree que su único propósito es mantenerse guapa, ser educada, agraciada y conseguir un esposo. Alexander cree que lo mejor para Erin es mantenerse lejos de él y no...