Capítulo 36.

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Erin Loughty.

Inclino un poco la cabeza y me llevo la mano a la nariz como por quinta vez desde que abandoné la zona de juegos. Unos niños pasan corriendo por mi lado, casi van gritando, ahora me resultan molestos los gritos, pero entonces a la distancia escucho las sonoras risas de quienes se lanzan a una piscina que en vez de agua tiene cuadros de espuma. Abro mis ojos lentamente a medida que voy movimiento mi cabeza hacia atrás. Silvana está frente a mí y sostiene una de mis manos, ella es tan linda, siento que he terminado en el cielo, pero veo hacia un lado y ahí está Nick, Tiago y Valeshka, ellos no son ningunos angelitos.

—¿Segura que estás bien? —me pregunta Valeshka algo preocupada.

Aquella pregunta hace que el hombre sentado a mi lado se empiece a reír. Le lanzó un golpe y él solo sigue riéndose.

—¡Ya, perdón! —me dice, aun riéndose.

Lo miro mal— ¿Querías partirme la nariz, Alexander?

—Ni siquiera sabía que te iba a dar en la cara. Debiste esquivarla.

—¡No la vi venir!

Estábamos jugando dodgeball. Al principio Alexander quien era mi rival se estaba portando como si no quisiera lastimarnos, en especial a mí, evitaba lanzar la pelota hacia mí y no golpearme. Después de un rato le he dicho que se deje de bobadas y juegue bien así que cuando inició la otra partida él dijo que me trataría como su rival si así yo lo quería, pues es que se supone que desde la primera partida debió tratarme así. La partida se desenvolvió de buena forma, jugadores salieron y entraron, después de unos minutos y de que el cansancio por estar saltando, lanzando y esquivando me tuviera agitada había logrado que el juego quedará uno contra uno, lo cierto es que siento que los otros se dejaron ponchar apropósito solo para dejarme con Alexander. Estuvimos jugando los dos solos poco tiempo, pero hubo un momento exacto en el que me descuidé para levantar una pelota y ahí Alexander aprovechó para lanzar y poncharme. La pelota dio directo en mi rostro y venía con tanta fuerza que incluso me hizo caer. Fue gracioso, pero me resultó doloroso.

—¿Quieres que nos vayamos ya? —me pregunta Tiago.

—No, aún es temprano. Yo me repondré, ustedes pueden ir adelantándose a otros juegos.

Valeshka mira a Nick— Entonces vamos a ese que te dije hace un momento, ese que es en parejas.

Nick sonríe— Me parece bien. Tú eres mi pareja —los dos sonríen tontamente.

Silvana y Tiago cruzan miradas— Ustedes también pueden jugar como pareja —dice Valeshka.

—Dejemos en claro que estoy enamorado del vino —dice Tiago.

—Y yo estoy enamorada de mi marido —dice Silvana.

—Eso me parece perfecto —los dos se ríen y después de un momento se marchan con Valeshka y Nick.

—Supongo que cuando te repongas yo seré tu pareja. —me dice Alexander y me es inevitable no sonreír— ¿En serio estás bien o te duele mucho?

—Estoy bien, tranquilo, solo hice drama para que me compraran una brocheta.

Alexander se ríe y pasa su índice por la línea de mi nariz, después posa su mano en mi mejilla y acaricia con el pulgar.

—Alex...

Él sonríe y aparta su mano— ¿Harás algo mañana?

—¿Por qué? ¿Me invitarás a salir?

—¿Puedo hacerlo?

Mi vecino del RoyalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora