Capítulo 30.

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[SEPTIEMBRE]

Lo indignado, molesto o lo que sea que tenga Alexander le ha durado ya varios días, tantos que se han convertido en semanas. Él me malinterpretó por completo, creyendo que yo solo quería menospreciarlo a él por lo que era o por lo que había sido. Tampoco le ha hecho mucha gracia que siga saliendo con Sebastián y eso me lo ha hecho saber a través de Tiago y es que a mí ya ni un hola me dedica. Tampoco me ha dejado ver a Bugs, tiene el argumento de que tampoco deberían verme con Bugs porque "que van a decir si la buena niña no tiene un gato de raza" eso ha sido lo más estúpido de todo.

Nick y Tiago, mi hermano y mejor amigo que siempre alardearon de estar conmigo, ahora están de su lado. No sé cuál es el bendito problema con Sebastián, ellos solo dicen que es un idiota más, un mimado de papi y mami, ¿no son conscientes de que con ese argumento también nos pone a su nivel? Digo, muchas veces nosotros también hemos sido los mimados de papi y mami. De paso lo andan llamando "Señor P" por un momento creí que era por ser un Page, pero después Nick me hizo saber las definiciones que le tienen a Sebastián. Prepotente, presuntuoso y sobre todo petulante.

Hasta el momento Sebastián me parece un chico bastante normal, uno que solo está enfocado en hacerse un buen lugar e ir aumentando los números, no veo nada de malo en eso. Nick, Alexander y Tiago solo se están comportando como tontos críos que se quejan por falta de atención, esa es la verdad hasta el momento.

Me giro sobre el sofá y suspiro. Estoy demasiado aburrida. Papá me mira de reojo desde el otro sofá mientras lee el periódico del día.

—¿Qué harás hoy? —me pregunta.

Papá dirigiéndose a mí sin regaños de por medio, esto está siendo nuevo.

—Nada. —le respondo y antes de que él hable yo me le adelanto— Como siempre, sí, ya lo sé.

Él ladea la cabeza sin alzar la vista hacia mí— ¿En dónde está Nicholas?

—Ya qué hoy es uno de los pocos días en los que tenemos a nuestros padres a nuestra disposición, él ha aprovechado para salir con mamá.

—¿Y eso?

—No lo sé.

Sí lo sé, pero Nick no me lo ha dicho, yo solo lo he escuchado. Nick está presentando una entrevista de ingreso a una universidad, creo que es una cerca de donde está Pietro y Valeshka.

Papá continúa con la lectura, después dobla el periódico y me mira. Entrelaza sus dedos y pide por mi atención— ¿Y tú por qué no aprovechas que yo estoy en casa?

—¿Disculpa?

—Aprovecha que estoy aquí y dime lo que me querías decir hace un par de semanas.

—¿Lo dices en serio? No quiero molestarte.

—Te estoy pidiendo que me digas, es claro que no voy a molestarme.

¿Papá me está dedicando tiempo para escucharme? Tiempo y escucharme. Me siento muy feliz.

Me siento y me cruzo de piernas. Hay una sonrisa que no puede abandonar mi rostro— Hay un chico. —papá frunce el ceño ante mi comienzo— Su nombre es Caleb.

—Erin... —tantea.

—Escúchame, es sobre un negocio que tengo en mente —la sorpresa es clara y ahora parece más interesado.

—Tienes toda mi atención.

Empiezo a contarle a papá un poco sobre quién es Caleb y ciertos acontecimientos de su vida, procuro resaltar lo mucho que me han gustado sus pasteles y lo bueno que puedo intuir es en cada receta. Le explico que desde que estuve en su casa he estado pensando en que él podría tener su propia pastelería, le he contado el por qué él ahora no trabaja en una, papá no le ha dado mucha importancia a eso. Papá no se basa en alguien por los caminos que ha tomado, solo se enfoca en cómo ha podido explotar la tierra por la que ha pasado, eso quiere decir que lo que más le importa es el esfuerzo que alguien ejerce sobre las capacidades que posee sin importar si sus pies han pasado por un encantador sendero o por un pantano.

Mi vecino del RoyalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora