—¡Adita! —exclama Nick cuando Ada abre la puerta.
Ada es de cabello castaño como el de mamá, pero es rizado como el de papá. Ada es más acuerpada que nosotros, pero más baja que nuestra estatura. Ada es cariñosa, pero también rígida. Ada es nuestra hermana mayor. Ada es alguien a quien me duele le hubiesen gritado un «Largo»
Ada, aunque es alguien que amo y admiro, es la persona en la que pienso para no cometer errores, no quiero repetir su historia, no quiero vivir lo que es quedar desamparada.
—Niños, ya me tenían preocupada.
Le sonreímos mientras recibimos el abrazo.
—Por favor pasen, pónganse cómodos. En un rato les serviré el almuerzo.
—Uf, pero hace nada que comimos panqueques.
Nick me calla con la mirada. Que poder el que tiene su mirada.
—Gracias, Adita —dice, caminando hasta el sofá.
—¿Y la señora Dafne? —pregunto al notar que aún no sale a saludar.
—No está. —me hace saber— Pero llegará en un momento.
—Bien.
Nick ve a Ada perderse hacia la cocina y decide ir a ayudarle. Yo ocupo el lugar que él había tomado antes en el sofá. Dejo ir mi cabeza hacia atrás, el techo blanco me recibe y sirve de pantalla para recordar lo mismo de siempre cada estoy en casa de Ada.
Ella solo tiene veintitrés años y ya puede decir con orgullo que sabe valerse por sí sola. Le está yendo bien. Le está yendo muy bien, de hecho. Me pregunto si algún día yo podría tener la madurez de solo irme y empezar sola todo un largo camino.
Suspiro y mi mente va a aquel momento.
Sucedió ocho años atrás. Ada tenía quince en aquel entonces, Nick y yo recién cumplíamos los once años. No entendía lo que pasaba la noche en la que por primera vez escuché a mi padre tan furioso contra Ada y a mí madre sollozar desconsoladamente. Los días pasaban y los adultos no nos decían nada. Ada lloraba en su habitación y mis padres ya ni nos dejaban hablar con ella. Ada cada vez estaba más apagada, no buscaba la luz, no buscaba nada ni a nadie, solo se encerraba y aguantaba todo.
Pero entonces un día, todo estalló. Ada gritó que el chico con el que salía ya no quería estar con ella, que la había abandonado para siempre cuando ella le contó lo que sucedía. Llevaban unos dos o tres meses en los que mamá le insistía a Ada que se casara con cualquiera de los chicos que ella podría conseguir, pero ella le decía que aún no era el tiempo y entonces papá dijo: «No quiero a un bastardo en mi familia» Y allí lo entendimos, Ada estaba embarazada.
—¿Y qué piensan hacer este año? —Ada pregunta mientras va poniendo los platos delante de nosotros.
—Descansaremos —Nick responde.
—¿De qué?
—Que graciosa. Lo merecemos por tanto estudio. No hay nada mejor como unas largas vacaciones, dejando que la juventud haga de las suyas.
—Esa loquera de la juventud no lleva a nada bueno, Nick.
—Pero me hace sentir tanto. Esas "loqueras" me hacen acabar demasiado bien.
Ruedo los ojos y me concentro en mover el tenedor sobre las papas fritas, eligiendo cuál me llevaré primero a la boca. La que se ve bien crujiente es la elegida.
—¿Tú tienes pensado lo mismo, Erin? No me gustaría saber que...
La corto— No, Adaya. No iré por ahí a follarme a un tipo que me abandonará en cuanto se entere que la irresponsabilidad de los dos de no cuidarnos me ha dejado en embarazo.
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Mi vecino del Royal
Teen FictionUna chica que teme ser abandonada y un chico que siente debe abandonar a todos. Erin cree que su único propósito es mantenerse guapa, ser educada, agraciada y conseguir un esposo. Alexander cree que lo mejor para Erin es mantenerse lejos de él y no...