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Esteph.

- ¿Alo? – Contesto la llamada de Eva viendo como Giorgio sale de la ducha, me cubro con la sábana blanca el cuerpo.

- ¿Dónde estás? Creí que ya estarías en casa. – habla Eva angustiada.

- Estoy en Sicilia, Gio decidió que tuviéramos unas vacaciones más largas. – sonrío inconscientemente, Gio se detiene mientras se abotona la camisa parece esperar algo.

- Tienes que venir ya. – sentencia, alzo una ceja. – Esteph... ellos no son buenas personas, tienes que venir ya.

- ¿Estás bien?

- ¡SON MAFIOSOS! – alza la voz desesperada. – Ambos son mafiosos. – susurra.

- ¿Eva?

- No tengo porque mentirte, le di la oportunidad de decírtelo el mismo antes de que regresaras, pero al parecer está alargando su plazo. – miro a Gio sin entender ni un poco. – Tienes que venir ya, no puedes estar con él, es un criminal.

Un criminal.

- Bien. – murmuro y cuelgo mirando fijamente a Giorgio quien bufa pasándose los dedos por el cabello. - ¿Es cierto? – apenas me escucho, apenas quiero hablarlo, el que no conteste lo responde todo. – Es cierto. – me levanto de la cama poniéndome mi ropa de la noche anterior.

- Bella. – me detiene.

- ¿Por qué no me lo dijiste? – suspiro. - ¿Por qué no me lo dijiste desde un principio?

- Porque no se suponía que volvería a verte. – alza los hombros.

- Es la excusa más estúpida. – gruño colocándome la blusa rápidamente. – No llevamos viéndonos poco tiempo Giorgio...

- Yo solo iba a distraerte, para que Dimitri estuviera con Eva, ¿Por qué habría de decírtelo? – mi corazón se detiene un microsegundo y al siguiente se quiebra, trato de no llorar, pero no puedo contenerme, lágrimas rebeldes salen bajando por mis mejillas y nublando mi mirada mientras intento ponerme los jeans.

- Yo te quiero de verdad. – susurro. – Pero ándate sin cuidado que ya no tienes que distraerme al final están separados. – tomo mi maleta que está sin desempacar. – No tienes que sacrificarte por tu amigo Giorgio. – se queda parado sin decirme nada, las lágrimas siguen saliendo una vez salgo de la habitación me cruzo con Fyona quien me mira detenidamente, entro a una camioneta de los hombres de la casa y le indico que me lleve al aeropuerto y sin dudarlo lo hace. Compro el primer vuelo a Madrid esperando llegar hoy mismo a casa. Mi mente no deja de pensar en lo que me ha dicho, solo estaba haciéndolo por su amigo, fui su sacrificio, en realidad me usaba para que Eva estuviera con Dimitri, y es que tenía razón en una cosa, tal vez ellos dos no hubieran estado juntos si yo no era quien la ayudaba a salir de su caparazón.

Toco la puerta del piso esperando a que Eva me abra, apenas lo hace me lanzo a ella a abrazarla. – Son idiotas. – murmuro sintiendo una lágrima bajar. – Giorgio solo ayudaba a Dimitri a estar contigo. – suelto sintiendo las lágrimas volver a bajar, ella me abraza negando con la cabeza.

- No vale la pena llorar. – se separa de mí limpiando mis lágrimas con sus pulgares. – Hice hot cakes para cenar. – asiento limpiando mi cara con el dorso de mi mano. – Ven. – me lleva a sentarme en la mesa.

- No pude ni tomar un baño, huelo a sexo. – murmuro con tristeza. – Huelo a buen sexo. – gruño arrepintiéndome de haber estado con ese estúpido criminal mentiroso. Apenas cenamos tomo una ducha caliente y trato de dormir, pero mi celular suena como loco.

Giorgio, su nombre brilla en mi celular a las 2 de la mañana, decido ignorarlo, pero al final respondo molesta.

- Son las 2 de la mañana, no llames más, no me interesas. – digo enojada y cuelgo sin esperar que conteste, vuelve a llamar como 10 veces más y a la onceava vuelvo a hablar.

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