Madrid, España.
Sacudo las sábanas de mi habitación y las acomodo sobre la cama. Esteph se fue a su cita con Giorgio, ella está encantada con ese hombre, y con lo que plática es un hombre romántico y pasional.
- ¡Me invitó a Venecia! - el grito de Esteph me hace sobresaltar, entra a mi habitación y se lanza a la cama conmigo. - ¡Venecia! - chilla. - No tengo dinero para ir a Venecia, pero la intención es la que cuenta.
- Así es. - asiento.
Pero a él no le importo y le compro los boletos para su vuelo a Venecia. Así que tengo el fin de semana la casa sola, no es que me agrade del todo, generalmente me gusta estar acompañada. Reviso mi reloj, 4:48 pm. Hora perfecta para ir de compras al súper. Nosotras somos ese par de señoras que aman ir al super y cocinan su propia comida, no somos de comprar fuera, además de que es más barato, es más rico.
El súper queda a 10 minutos caminando del edificio, me cambio la ropa a algo cómodo para salir, tomo mis llaves y mi bolso. Tocan el timbre.
- Ya me iba. - gruño. Abro la puerta y veo a un hombre alto, barba de hace pocos días, ojos verdes. - ¿Qué haces aquí? - lo miro sorprendida, porque... ¿Cómo sabe dónde vivo?
- Tu, ángel, tienes algo mío. - se cruza de brazos. Claro, el anillo. ¿Por qué no se lo regresé? No tengo ni idea. - ¿Me vas a invitar a pasar?
- No. - alza una ceja. - Es que voy de salida, es un asunto muy importante. - medio miento. Salgo del piso y cierro la puerta.
- Te acompaño. - me sigue cuando empiezo a caminar y bajar las escaleras.
- No es necesario. - niego. Comienzo mi camino hacia el súper. - Está bien Dimitri...
- ¿ A dónde vamos?. - Al súper. - Porque vengo por ti para nuestra segunda cita, ángel. - me detengo y lo miro, le sonrío.
- No sé si es romántico o muy creepy que sepas dónde vivo y llegues como si nada a mi casa. - sigo caminando con él a mi lado. - Vamos al súper.
- ¿Es eso lo importante? - me detiene y asiento, niega. - Vamos, te invito a cenar.
- No, yo te invito a cenar. - lo jalo un poco.
- No voy a cenar comida rápida del súper. - Es un presumido.
- No vas a cenar comida rápida, vamos. - lo jalo, ahora se ve de mal humor, ambos caminamos cómodos el uno al otro sin decir una sola palabra. - Buenos días. - saludo al guardia quien agita su mano.
- Buenos días, señorita.
- Dimitri, toma un carrito, por favor. - le pido, me mira como si bromeara. - Un carrito. - señalo donde están todos y suspira yendo por el.
- Ángel, hay aplicaciones para hacer las compras desde casa...
- Es terapéutico. - lo corto, tomo el carrito y como de costumbre paso por cada uno de los pasillos.
Tomo los necesario para hacer Fetuccini y pollo al horno. Dimitri luce aburrido, lo miro divertida sin que me vea, pareciera que está en otro mundo.
- ¿ Primera vez? - río.
- Aunque no lo creas, si. - la mujer que está en el pasillo de los helados lleva a un niño en brazos llorando. Dimitri hace una mueca.
- ¿Cómo sabes dónde vivo? - pregunto aún caminando.
- Tu amiga me lo dijo. - mira al niño mal.
- Claro. - murmuro deteniéndome. - ¿ Puedes tomar uno de chocolate? - señalo el bote y el asiente tomándolo. - Oh y de mocca para Esteph. - toma el de Mocca y los mete al carrito.

ESTÁS LEYENDO
PHOENIX
Teen FictionTodos saben lo qué pasa con el fénix. El fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave fénix siempre única y eterna. Eso paso con Eva Carmont, la chica dulce que Dimitri Pavlovsky solía conocer tuvo que mor...