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¿Qué podía hacer un padre desesperado y preocupado por su hija? La madre de Esteph llora en los brazos de marido, sin dejar de pensar en los peores escenarios para su hija.

- Llamaré a Arturo. - el hombre se separa de su mujer, marca el número de su amigo en su teléfono, al tercer timbre contesta. - ¿Arturo?

- ¿Está todo bien?

- Esteph se ha ido con ese hombre, está en peligro, y está poniendo a Eva en peligro también. - no pudo evitar también pensar en su hija.

- ¿Peligro? ¿De qué hablas?

- Mafia, ¿Dónde está Eva?

- Lo más seguro es que esté en casa de mi madre.

- Te veo ahí, ve solo, y armado, levantaré una denuncia por secuestro. - ambos se despidieron. Mientras tanto el padre de Eva se angustia de inmediato por la más pequeña de sus hijas y no evita sentirse culpable por todo lo que no ha hecho por ella.

- ¿Papá? ¿No podemos hacer nada? - Liz, la hija del mayor Carmont, se sienta a su lado. - He llamado a otro abogado, no le dije la situación, pero de verdad quiero arreglar esta injusticia. - el hombre toma su bastón levantándose e ignorándola completamente. - ¡Papá!

- Tengo un compromiso. - el hombre toma su arma colocándola en la pretina de su pantalón, se dirige a su camioneta directo a casa de su madre.

Por otro lado, Esteph y Giorgio llegan a casa de la abuela de Eva, ambas apenas al verse se hunden en un abrazo que a ambas las reconforta, ambas sueltas lágrimas.

- ¿Quieres hablarlo? - habla ya tranquila Esteph limpiando sus lágrimas.

- Tenía meses internada, su caída no fue hace días, fue hace meses. - susurra Eva entre lágrimas. - No se que les hice, Esteph, no entiendo nada. - niega sintiéndose destrozada y traicionada por su propia familia.

- Créeme que tu no hiciste nada malo, Eva. - su amiga la reconforta.

- La abuela me dejó una carta. - le muestra la carta que lleva entre sus manos. - Tuvieron el descaro de llamar al abogado de la abuela, no respetaron el duelo de mi padre, e inoportunamente llamaron al abogado para que leyera el testamento. - ambas se quedaron en silencio, era más que claro que coincidían, todo estaba mal. - Me dejo el 80% de todo.

El rechinar de unas llantas las hace voltear al auto que se estacione frente a la casa, Giorgio sonríe orgulloso de su amigo en cuanto lo ve bajar. Dimitri se acerca a Eva haciendo a un lado a Esteph quien se queja.

- Ángel, lo siento mucho. - ella se lanza a sus brazos soltando lágrimas, lo necesita, porque con él se siente protegida, siente que nada ni nadie puede lastimarla cuando está él a su lado. Dimitri sin saber qué más decir la hunde más en su pecho, como si eso fuera a sanar sus heridas.

De pronto se escucha el sonido de sirenas, varios autos y camionetas policiacas se estacionan invadiendo la propiedad, Eva se separa sorprendida, pensando en que todo debe ser un error o algo planeado por sus hermanas, pero se retracta en cuando ve bajar al padre de Esteph de una de las camionetas y su padre de la suya, voltea a ver a su amiga quien está angustiada a un lado de Giorgio tomándolo del brazo al ver a su padre.

- ¿Qué mierda? - Dimitri mira la escena totalmente confundido, ve a Giorgio fumándose un cigarrillo y quien mira con arrogancia al padre de Esteph.

- ¡Giorgio Caruso, quedas arrestado por secuestro! - el mayor Reed se acerca con las esposas al italiano quien lanza su cigarrillo al suelo para luego pisarlo con calma. Dimitri se acerca a ellos.

- Papá, ¿Qué haces? - Esteph mira a su padre pero este la ignora. - ¡Papá, no te lo puedes llevar! ¡Es una tontería!

- Soy el mayor Santiago Reed, lo que sea que necesite puede arreglarlo en el ministerio público por lo pronto. - el hombre le habla como si ella fuese una extraña.

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