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Dimitri.

6 años.

Corro por el largo pasillo del orfanato hacia la habitacion de Arinka. Lla amargada mujer que se encarga de supervisarnos me detiene y sin decir una sola palabra se que es porque corro por los pasillos, camino lento y en cuanto veo que no me ve, corro de nuevo.

- ¡ Arinka! - la llamo entrando a la habitación que comparte con Leyva.

- Dimitri, si vuelves a entrar sin permiso llamaré a la señora Irinka. - reprocha Leyva.

- ¿ Qué pasa? - pregunta Arinka mientras ordena sus escasos y sucios juguetes. Arinka es muy timida, pero una vez que la conoces es muy graciosa, ella ingresó al orfanato hace un año porque sus padres murieron en un incendio, en cambio yo he estado aquí desde que nací, pues me dejaron botado en la puerta, por lo menos mi madre dejo un post it con mi nombre.

- Hoy viene una familia, quiere verme. - digo emocionado, Leyva se tapa la boca con asombro y Arinka sonríe triste.

- Eso es genial. - susurra.

- ¿Los conoces? ¿Cómo son? ¿Te irás a vivir con ellos? ¿Cómo es su casa? - pregunta Leyva y alzo los hombros mirando a Arinka.

- No lo sé. - camino hacia Arinka.

- Oye ¿estás triste? - me siento a su lado, ella asiente. Leyva se sienta frente a nosotros.

- No quiero estar más aquí. - niega. - Mamá me dijo que estaría bien.

- ¿Cuando te dijo eso? - pregunta curiosa Leyva.

- En las noches, siempre me dice que estaré bien.

- ¿En tus sueños? - pregunto y ella asiente. - Pues seguramente sí.

- Pero ya quiero irme.

- ¿No quieres estar con nosotros? - ella asiente rápidamente.

- Si, ustedes son mis amigos, solo que ya no quiero estar aquí. - suelta unas lágrimas, la abrazo y Leyva se suma a nosotros.

Me pase la tarde jugando con Leyva y Arinka quienes eran las únicas de mi edad. Irinka me mandó a bañar y arreglarme para conocer a la familia que quería adoptarme.

- ¿Estás feliz? - pregunta acomodando mi camisa. - Son personas geniales, estoy segura de que los vas a amar, vamos a la sala, ahí los veremos. - camino de su mano, en el camino veo a Arinka y Leyva jugando y me saludan felices. Nos sentamos en el gran sofá esperando a la familia, pasa mucho tiempo cuando ella comienza a revisar su reloj. - Deberían estar aquí ya. - se levanta mirando por la ventana.

Veo como la luz se va apagando en la calle, miro a Irinka quien tiene una cara extraña, me levanto a mirar por la ventana.

- Creo que es mejor que vuelvas a jugar, cielo. - me llama. - Tal vez tuvieron un problema. Asiento sintiendo mis ojos picar.

- Ellos no me quieren. - susurro y ella niega. - Irinka tu dijiste el otro dia que si me amaban mucho iban a estar aquí. - me tallo los ojos. - No me quieren. - corro fuera de la sala hacia el patio yendo a un árbol caído.

- ¡ Dimitri ! - Leyva y Arinka se acercan a mi sonrientes. - ¿Te irás? - pregunta Leyva y niego con enojo.

15 años.

- ¡Dimitri, esperame! - chilla Arinka mientras corro entre las calles del barrio para llegar a la parada del autobús. - ¡Dimitri! - golpea mi hombro agitada.

- Eres muy lenta. - rio sin que se de cuenta por su cara roja. Leyva fue adoptada hace 5 años y todos los viernes escapo junto a Arinka hacia el parque cerca de la casa de la familia de Leyva. Miro el autobús pararse frente a nosotros, dejo que Arinka suba y pago por los dos, el recorrido es rápido hacia los barrios elegantes de la gente rica, una vez nos bajamos caminamos unas cuantas cuadras al parque.

PHOENIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora