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Me levanto de la cama viendo la cama vacía llena de sábanas arrugadas, salgo buscando a Dimitri, pero no está por ningún lado, me siento en el sofá bostezando. Observo la nota en la pequeña mesa del centro de la sala.

Tuve que irme, ángel, surgió algo.

- Dimitri

- Idiota. - murmuro lazando el papel al suelo, gruño viendo la maleta sin desempacar en el suelo. Tocan la puerta, logro escuchar la voz de Leo y decido no atender, vuelven a tocar la puerta pero no me muevo del sofá hasta que no lo escucho. Decido llamar a Dimitri y al tercer tono contesta.

- Ángel, buenos días.

- Buenos días, ¿Dónde estás?

- Te deje una nota.

- Una nota que no dice donde estás, ¿estás en Madrid por lo menos?

- Barcelona, pero esta noche estaré de vuelta, ¿ok? ¿Qué te parece una cena?

- Bien.

- Bien, te veo en la noche, ángel.

- Cuídate. - susurro antes de que él me cuelgue. Suspiro cansada y me dirijo a la cocina y hacer algo. Abro la alacena que está vacía, una triste lata de atún es lo único que hay junto a una lata de elote. Elote con atún será.

Mientras cocino una llamada llega a mi celular, al ser un número desconocido dudo en atender, pero al final lo hago.

- ¿Aló?

- ¿Aló? ¿Señorita Carmont?

- Ella habla.

- Buen día, llamo de Tolbart, necesitamos que te presentes en las oficinas de recursos humanos hoy mismo.

- ¿Pasa algo?

- Desconozco la situación señorita.

- Bien, estaré ahí lo antes posible, hasta luego. - la mujer se despide cordialmente.

Sin dejar de pensar en que podría estar pasando no termino de hacerme de comer y una vez listo y formal me voy hacia la oficina. Con prisa me encamino a las oficinas de Recursos Humanos encontrándome con mi jefe y este sonríe apenado.

- Buen día, me llamaron por la mañana a qué me presentará...

- Así es Eva, por favor... - me invita a entrar a la oficina. - Siéntate. - hago caso y me siento nerviosa. - En la empresa hemos tenido unos problemas económicos... - asiento. - lamento informarte que... Estás despedida por recorte en empleados.

Mierda.

- Ok... - me levanto. - Iré por mi cosas... Gracias. - salgo con un dolor en la garganta, picazón y los ojos aguados. Me dirijo al baño y me encierro sintiendo las lágrimas salir.

Mierda. ¿Qué voy a hacer aquí? No tengo trabajo ni ahorros. Es muy difícil buscar un buen trabajo, el departamento de por sí ya es caro pagarlo yo sola. En cuanto pienso en lo que haré siento mis piernas temblar. Saco mi celular y la llamo.

- ¿Eva? ¿Está todo bien?

- Estoy jodida. - susurro. - Esteph... Estoy jodida.

- Eva, ¿Qué pasó?

Comienzo a contarle todo y ella me escucha, trata de buscar la solución y me promete que no me dejará sola en ningún momento.

- Esteph... no se que hacer.

- Por ahora ve por tus cosas al escritorio y sal con la cabeza en alto, porque ellos se pierden de tenerte.

- Bien. - asiento riendo mientras limpio mis mejillas. - Gracias. - ambas nos despedimos y salgo del baño para ir a por mis cosas.

PHOENIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora