Me recuesto en el sofá de mi abuela, Esteph sale de la habitación adormilada y cuando me mira se acuesta junto a mi. No quiero levantarme, lo único que quiero es quedarme aquí, tal vez platicar solo con mi amiga y no mover ni un solo dedo, no quiero ni imaginarme todo el proceso legal que la abuela me ha dejado.
- ¿Dormiste? - asiente. - ¿Qué pasa con Giorgio? - alza los hombros y se acurruca hacia mi.
- ¿Tú dormiste? - niego. - ¿Y qué hay de tus hermanas y eso? - alzo los hombros y cierro los ojos abrazándola. Cierro los ojos sintiéndose cada vez más pesados hasta que no soy consciente.
Siento como me mueven, Esteph también se despierta. Bostezo mirando a mi alrededor, Dimitri sonríe con ternura cuando me mira, y mentiría si eso no hace que mi corazón se alborote.
- Pedimos comida. - asiento tallándome los ojos, la pequeña mesa del centro está llena de bolsas con comida, mi estómago ruge pues llevo sin comer desde hace más de 20 horas. - Hay sándwiches y ensalada... pasta y pedimos un pastel de chocolate. - logro sonreír al escuchar de lo que mi estómago se va a llevar.
- ¿Quieres pastel? - Giorgio pregunta a Esteph y ella asiente, lo mira y le sonríe forzadamente.
- Se ve bien. - ella lo abre y toma un plato para servirse. Dimitri ve con burla a Giorgio cuando este trata de ayudar a Esteph y ella no le da la oportunidad. Golpeo el pie de Dimitri y este voltea a verme alzando los ojos con inocencia. Se que Esteph debe estar rara, pero Giorgio de verdad lo está intentando y Dimitri no lo apoya ni un poco.
Tocan la puerta haciéndome levantar del sillón. Con toda la energía que me queda abro la puerta, y esta desaparece totalmente en cuanto veo a mis hermanas de pie frente a mi con un abogado detrás de ellas. Dios mío, no se rinden, dame paciencia. Y sin decir una sola palabra entran a casa, suspiro.
- Por favor. - suplico. Esteph se levanta y se posa frente a ellas.
- Fuera. - Liz la empuja, mira a los dos hombres en la sala y luego niega. - Buenos días, o tardes. - se corrige.
- ¿Sabes que no puedes cambiar el testamento verdad? - pregunto y ella voltea a verme mal, o peor que eso, parece que quiere lanzarse a mí y arrancarme la cabeza.
- Venimos amablemente a pedirte que...- mi hermana Lina es interrumpida por la carcajada de Esteph, se disculpa y mi hermana prosigue. - Como decía, venimos a pedirte que compartas una parte de la herencia con nosotras, aquí todas sabemos que la abuela cometió un error.
- Lina, Liz. - las miro a ambas. - salgan de mi casa. - señalo la puerta, ellas me miran indignadas por lo que acabo de decir. - Ahora o...
- ¿O que...?
- O... - miro a Dimitri quien me mira con detenimiento. - Dimitri se encargará. - alzo los hombros. Dimitri se levanta y se posa a mi lado. - Dimitri, ellas son mis hermanas, Lina y Liz, él es Dimitri, mi novio. - ellas lo miran de pies a cabeza.
- Señorita, hemos venido por... - se calla cuando Dimitri lo mira enojado y luego hace ver su arma haciendo a mis hermanas mirarme asustada.
- Pero, Eva. - me mira Lina y alzo los hombros. - No se va a quedar esto así, papá se hará cargo, Liz vamos. - toma a mi hermana del brazo y la jala fuera de la casa.
En cuanto se cierra la puerta suspiro aliviada y mi cuerpo descansa, Dimitri me toma de los hombros y me acerca sonriendo pues me ha ayudado con algo que tal vez para él es una estupidez. La tarde pasa, me encuentro en el sofá de nuevo sentada mirando la televisión. Mi celular suena y contesto al ver que es una llamada de Madrid.
- ¿Hola?
- Hola, ¿Evangeline Carmont?
- Ella habla. - me alejo de ellos.
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PHOENIX
Teen FictionTodos saben lo qué pasa con el fénix. El fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave fénix siempre única y eterna. Eso paso con Eva Carmont, la chica dulce que Dimitri Pavlovsky solía conocer tuvo que mor...