Cometimos el grave error de perder el tiempo y esperar hasta muy tarde para hacer las compras de año viejo, que casualmente es hoy, la gente está apurada haciendo sus cosas, en realidad yo solo vengo por mis ingredientes para hacer pavo, no es la gran cosa, decidimos que haríamos algo más sencillo en casa.
- ¡ Iré de compras! - aviso, Esteph y Giorgio están en su habitación, haciendo no se que y no quiero imaginarmelo.
- Se quedó dormida. - Giorgio sale de la habitación. - Yo también me voy, puedo llevarte. - asiento esperando que se coloque bien la camisa. - ¿Que haremos de cenar?
- ¿Haremos? - rio negando. - Haré pavo.
- Yo soy bueno cocinando, Eva. - toma sus llaves y ambos salimos de casa. - Así que vendré temprano a ayudar.
- Gracias. - agradezco, subo a su auto rojo, huele a Esteph. - Huele a... ¿de verdad? - rio al ver ropa interior y un abrigo en el asiento trasero. - Son unos...
- Lo siento. - toma el abrigo y esconde la ropa interior de inmediato. - No te preocupes solo los asientos de atrás están sucios. - asiento agradecida. - Y el mío. - niego, no puedo creer que sean así. - Eva, la vida es corta como para solo conformarnos con una cama. - hago una mueca de asco. El camino se llena de risas y bromas de parte de Giorgio, ahora entiendo porque Esteph se divierte tanto con el, ademas que ella tambien esta loca.
- Aquí está. - se detiene frente al super que esta llenisimo. - Gracias.
- Cuando sea, Eva. - asiente con la cabeza. - Tengo que arreglar unas cosas antes de ir a la cena.
- Bien, cuidado. - me despido y entro al super entre empujones de las personas que llevan prisa.
Compro lo necesario para hacer el pavo y las cosas para acompañarlo. Termino con mil bolsas, pero es imposible encontrar un taxi en estos días así que decido caminar a casar, tampoco es como que esté muy lejos, me decido a tomar el camino más solitario aunque sea más largo, pero toda esa gente me causa ansiedad.
Puedo sentir los pasos de la persona que va detras de mi, volteo a ver a un sujeto con abrigo negro, luciendo muy sospechoso, reviso a mi alrededor pero la persona mas cercana acaba de dar la vuelta. Tranquila. Tomo aire yendo por otro camino que hace mi camino más lejano, pero es algo de lo que estoy acostumbrada, camino ahora entre la multitud de gente, volteo detrás de mí pero ese sujeto sigue caminando detrás de mí. No seas paranoica, seguramente es casualidad.
Trato de calmarme, volteo a ver pero esta vez se ha ido, suspiro relajada con las manos cansadas por las bolsas llenas de comida. Cuando ya voy llegando al edificio, las calles están solitarias, como se acostumbra aquí. El claxon de un coche me hace sobresaltar y voltear detrás de mí logrando ver al sujeto. Esto ya no es casualidad. Cruzo la calle sintiendo como me sigue, mis piernas se apresuran pero no doy más por el peso de las bolsas. ¿Será que nos vinieron a buscar? mi pecho sube y baja agitado, miro a mi alrededor, trato de idear un plan pero el sujeto no se detiene y ni yo lo hago. Entre la desesperación, troto volteando cada tanto a ver al sujeto, puedo ver mi edificio pero el camino hacia el parece larguísimo. Suelto un grito cuando siento que me toman de la muñeca y me jalan, suelto las bolsas asustada, mis manos tiemblan.
-Ángel. - me llama haciéndome soltar en llanto, lo tomo de la camisa y me pego a él. Todo está bien. - Angel, soy yo. - susurra acariciando mi cabello. - Mírame. - me toma de las mejillas haciéndome mirar sus ojos verdes. Lo abrazo hundiendo mi rostro en su pecho. - Vamos al auto. - asiento aun con lágrimas en los ojos, toma las bolsas del suelo y levanta lo que se ha salido de ellas. - Vamos. - con su brazo libre me toma de los hombros acercándome a él.
ESTÁS LEYENDO
PHOENIX
Teen FictionTodos saben lo qué pasa con el fénix. El fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave fénix siempre única y eterna. Eso paso con Eva Carmont, la chica dulce que Dimitri Pavlovsky solía conocer tuvo que mor...