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Siento mis manos temblar, las lágrimas bajan por mis mejillas y mi pecho se oprime al escuchar a mamá explicando lo que le pasó a la abuela.

- Pero no lo entiendo... - niego limpiando mis lágrimas.

- Lo siento mucho cariño, ya no hay nada que se pueda hacer. - sollozo al escuchar esas palabras, Esteph me abraza por los hombros.

- Mamá... estaré ahí, iré mañana mismo. - susurro entre mi llanto descontrolado, Esteph toma el teléfono hablando con mamá.

- Está bien, estaremos ahí. - cuelga y me abraza.

- ¿Cómo pasó? - murmuro. - No puede ser, no podré hablar con ella nunca más.

- Claro que podrás, estarás ahí hasta su último aliento, ¿De acuerdo? tu madre dijo que haría lo posible porque la dejaran viva para que puedas despedirte - besa mi sien y me abraza mientras me vuelvo a soltar a llorar. Mi corazón se rompe en mil y un pedazos al solo pensar en que no llame a la abuela pensando que estaría bien, pero ahora no lo está, y no puedo contarle nada, que no podrá darme un consejo.

Me quedo en el sofá sola mientras Dimitri hace unas llamadas. Giorgio se acerca a mi y inca frente a mi.

- Esteph está haciendo las maletas para que volemos a México en dos horas, ¿Ok? - asiento. - No pierdas la esperanza, Eva, los milagros suceden. - soba mí hombro.

- Gracias, Giorgio. - susurro y este asiente yéndose a la habitación de Esteph.

- Ángel... no podré estar contigo. - Dimitri me toma de la mano. - Si me necesitas, llámame. - besa mi frente. - No estás sola, ¿De acuerdo? - asiento.

- Está bien, estaré bien. - miento, no estoy bien, y no sé si lo estaré.

Esteph hizo mi maleta, Giorgio arreglo el jet para que nos llevará a México, todo el camino me fui dormida, Dimitri viajó a Italia.

- Vamos. - Esteph me acompaña a la camioneta que nos llevará al hospital donde está la abuela, Gio viene con nosotras y sus hombres detrás con nuestras maletas.

Siento mis manos sudar, pues vuelvo al lugar que así como me vio crecer me hizo sufrir, Esteph me toma de la mano ayudándome a tranquilizarme. Apenas llegamos corro a la recepción.

- ¿En qué puedo ayudarla, señorita?

- Vengo a ver a mi abuela, Evangeline Montereal. - digo con desespero en mi voz, Esteph llega a mi lado.

- No es hora de visitas señorita...

- Señorita, venimos desde muy lejos. - habla Esteph pero la mujer niega. -¿Puede por favor decirme por lo menos su habitación? - la mujer hace una mueca.

- ¿Nombre de la paciente?

- Evangeline Montereal. - mueve mis manos nerviosa sobre el escritorio mientras la mujer teclea en la computadora.

- No tenemos ninguna Evangeline Montereal.

- Debe ser un error... Vuelva a revisar por favor. - le pido y ella niega.

- Revise de nuevo. - le pide Esteph y la mujer vuelve a buscar, mi corazón va a mil por hora y no se porque.

- No hay ninguna Evangeline Montereal. - nos mira mal.

- ¿Eva? - me llaman, me doy la vuelta encontrándome a mi hermana, me acerco rápidamente a ella.

- ¿Dónde está la abuela? Quiero verla. - ella me mira seria.

- Esteph. - saluda a mi amiga con seriedad y luego vuelve su mirada a mi. - La desconectaron hace unas horas, ella ya no está.

- ¿Qué? - mis piernas pierden fuerza desestabilizando todo en mi. - Liz...

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