Capítulo 45

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¿Qué rayos habré estado soñando? Debió ser algo bastante fuerte para que me causara tal choque emocional.

Por más que le doy vueltas, no puedo acordarme de lo que sea que pasó durante la etapa de inconsciencia.

Es tan difícil querer y no poder, mierda; no paro de pensar en aquello, no podré seguir en paz hasta que venga a mi memoria, aunque sea un pedacito del sueño.

No me concentro en la edición de esta fotografía, es la segunda de la sesión y estoy estancada aquí...miro el reloj, hace un poco más de cuarenta minutos que empecé.

Llevo una mano a la frente, maldita sea; sé que no tendría que darle tantas vueltas, pero es que me dejaron desconcertada esas lágrimas.

Sacudo la cabeza, tratando infructuosamente de despejar el cerebro. No llegaré a nada con eso, dicen que cuanto más deseas algo, menos lo obtienes.

Será mejor que lo olvide, si está escrito que lo recuerde, entonces así será; mientras tanto, no forzaré las cosas, que venga por sí solo.

Pongo música en YouTube, me coloco los auriculares, permitiendo que la voz de Lady Gaga me seduzca.

Así paso las horas hasta el mediodía que es cuando mi madre me llama para que vaya a almorzar. Joder, el tiempo se me pasó tan rápido que ni siquiera pude ayudar hoy en la cocina, ya será para la cena.

Guardo los últimos cambios, asegurándome también que tenga duplicados de los archivos en la nube y en varios USB.

Tras corroborar eso, apago la computadora, voy al baño a lavarme las manos; las humedezco, tomo un poco del jabón con olor a cerezas y lo esparzo.

El olor dulzón inunda el cuartito en escasos segundos. Tras hacer suficiente espuma y frotar una con otra varias veces, enjuago, me seco en la toallita que reposa en el colgador de la pared.

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El almuerzo estuvo delicioso, hubo vegetales hervidos y tortitas de carne molida.

Comimos en silencio, hoy no tengo muchas ganas de hablar, mi madre parece entenderlo, ya que no dice nada.

Sin embargo, sospecha que algo pasa por mi cabeza, sus miradas furtivas cuando cree que no me estoy dando cuenta me lo indican.

Qué más quisiera que compartir todo con alguien, pero es complicado. Al terminar, me levanto, lavo las cosas, las acomodo y regreso a mi habitación.

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Me he quedado a editar hasta tarde. Son las tres de la madrugada, ya llevo dos tazas de té blanco para darme fuerzas.

Necesito sacar adelante la mayor cantidad de trabajo posible, se me estaban acumulando varios lotes cuyo tiempo de entrega está pronto a vencer.

No puedo arriesgarme a quedarles mal a las empresas, podría costarme futuros proyectos.

Bostezo, estiro las piernas y la espalda, qué gusto...hallo que en un par de horas más podré terminar con la serie que estoy retocando, sin duda, tendré toda la mañana para dormir.

Adiós sesión de ejercicio, adiós rutina de cuidado facial, de desayuno, de todo.












Chiquilines aquí vamos otra vez. Nos acercamos más al final de esta primera parte, ¿qué locura, no?

Espero que sigan disfrutando, se me cuidan mucho, l@s quieerooooo.

Les mando muchos besitos hasta donde se encuentren.


Con amor,

- Taquito

Amor en las AlturasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora