Capítulo 20

84 3 0
                                    

Al salir del edificio el portero me saluda, le respondo con una sonrisa y un rápido asentimiento de cabeza. Ya en la calle, diviso un taxi que se acaba de desocupar del otro lado de la vía, el conductor me hace seña de que me va a esperar; cuando veo que no viene ningún auto, cruzo y me introduzco atrás.

Comenzamos a atravesar las calles, miro por la ventana y por primera vez noto el barrio en el que me encontraba: Chelsea, era más que obvio...este lugar le cae como anillo al dedo al capitán Bastian. Vamos dejando atrás sus edificios con ventanales de cristal, tan pulidos y reflectantes que parecen espejos; nos acercamos a otros más modestos de color tierra acompañados de las típicas escaleritas en las entradas, como la mayoría en otros barrios y tal como se ven en las películas, a eso se añaden ciertos murales de arte urbano que desfilan a nuestro paso.


                           ------------------------------------------------------------------------------------------------


Llego a la puerta de mi apartamento pensando en que si mis padres preguntan dónde estuve no sabré qué responder, ruego que Sophie haya inventado una excusa plausible y que no vayan a notar en mi rostro lo que pasó. Doy una respiración profunda e introduzco la llave en la cerradura; abro la puerta, entro y todo parece tranquilo, igual que siempre. Camino hasta la sala, mamá despega sus ojos de la televisión cuando estoy a medio recorrido y se toca la cabeza, aliviada.


- Hija, ya nos tenías preocupados, tu padre se fue a una reunión con ese pendiente, pero ya que volviste, lo llamaré ahora para avisarle. Sophie nos dijo que tuviste que quedarte a dormir en casa de Ruby por haberte pasado un poco con el alcohol; no te reprocharé nada porque estás bastante grandecita para saber lo que haces, pero soy tu madre e igual no dejo de preocuparme, sobre todo cuando bebes de más, no es sano, nena – me echa su mirada reprobatoria patentada de madre gallina, da un suspiro y acaba sonriendo.

- ¿Quieres que te prepare algo para la resaca? ¿Alguna sopita, un batido ligero de frutas o...un café sin azúcar? – ofrece tantas opciones que parece un restaurante, cosa que a ella le molesta, pero supongo que es acorde con la ocasión, no me queda más que reír.

- Gracias, mami, pero así estoy bien...en casa de Bas...digo de Ruby ya me tomé un buen sándwich con un té y unas pastillas para el dolor de cabeza. La comida me cayó algo pesada...nada del otro mundo; un emparedado no fue elección sensata dado mi estado – fuerzo un puchero. Espero no se haya dado cuenta de mi casi metida de pata, soy una tonta...Sophie me hizo las cosas perfectas y yo aquí jodiéndola de lo mejor; me doy una palmada mental en la frente.

- Voy a mi cuarto a cambiarme y tratar de dormir otro ratito, te veo ahora mamá – doblo por el pasillo hasta mi cuarto y escucho su voz desde la cocina.

- Vale, hija. Por cierto, Sophie está dormida en la tuya, dice que tu cama es más cómoda que la de ella, no la vayas a despertar y ahora después me cuentas como les fue – me advierte, riendo.

- Está bien, gracias por el dato - ¿Y a esta loca qué le pasa? Tengo sueño.


Joder, me tocará el sofá, aunque me viene genial que esté aquí para poder desahogarme...aún tengo un poco de susto en el cuerpo, pensé que después de haberme acostado por primera vez con ese tipo se iba a ir el mal rato que pasé, pero no; es como si fuera un tatuaje temporal, pero que tarda en quitarse con agua y jabón.

Abro la puerta, la veo plácidamente sobre el colchón, de lado, abrazando una almohada; parece una muñeca de porcelana. Cierro con cuidado detrás de mí, me siento en el sillón, dejo la cartera y me quito los zapatos, tengo rojos los costados de los pies y la parte de atrás, pero al rozarlos con la yema de los dedos cierro los ojos sin querer, siento los besos de ese hombre recorriendo mi piel, su tacto cálido y ardiente. Inconscientemente, llevo mi mano izquierda al rostro, los dedos se deslizan necios por mis labios, rememorando su manera de manipularme, como si fuera tan pequeña...la forma de tomarme y...Dios, voy a explotar de calor aquí si sigo así.

Amor en las AlturasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora