Capíulo 22

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Me siento un poco más aliviada después de la cita con mi doctor, me aseguró que todo estaba en orden y me asignó un método anticonceptivo que va de acuerdo a todas mis necesidades, además aseguró que no tendré problemas hormonales, de peso o cualquier otro; con una receta me despachó no sin antes recordarme que es una dosis diaria por 21 días, retomándola después del ciclo, no puedo saltarme ninguna.

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- Listo, Chris. Aquí tienes tu croissant de chocolate y para mí, Okonomiyaki – dice Will mientras coloca la bandeja con nuestros pedidos y toma asiento.

- Gracias, está delicioso...los dulces son mi placer culpable, lo admito – le doy otro mordisco a mi postre, mi amigo ataca su plato.

- Ya me doy cuenta... ¿no quieres probar del mío? – señala su comida con un montón de condimentos y cosas que parecen mariscos.

- No gracias, no se ve muy apetitoso – arrugo mi rostro.

- No es nada del otro mundo, solo son pancakes con calamar, estómago de cerdo, repollo, salsa Otafuku, hongos y vegetales – enuncia mirando la comida; da otro bocado, alza las cejas varias veces provocándome unas carcajadas justo cuando tengo la boca llena de chocolate.

- Wao, pareciera que te memorizaste el menú. ¿Qué es la salsa Otaku...Ota...eso que dijiste? Ya me parezco a mi madre, pronunciando mal las palabras – consigo articular aún con restos de masa en la boca.

- Otafuku. Por lo que tengo entendido es a base de frutas y algunas hortalizas, aunque no sé en específico cuáles. Otakus son los aficionados al manga y anime – se recarga en su silla.

- Oh, gracias profesor. Otra cosa que añadir a la lista – trago los restos, no puedo evitar mis carcajadas; me cubro la boca con la mano por si tengo relleno en los dientes.

- Me alegra haberte iluminado nuevamente, sobre todo cuando se trata de la cultura asiática, aunque no sea un experto ni nada parecido -

- Sí claro, don he ido a Nueva Zelanda tres veces y también a Vietnam – trato de imitar su voz.

- Graciosa – me mira con los ojos entrecerrados mientras sigue comiendo.

- En fin, ya que hemos hablado de la comida y otros temas; ahora cuéntame ¿qué tal está yendo el negocio?articula cuando termina con su bocado, clava sus esmeraldas brillantes en mí con total atención.

- Súper bien, ajetreado eso sí. El tráfico en horas pico, ir y venir en tren, taxi o caminando...igual no son razones suficientes para comprarme un auto. Con decirte que he tenido como tres fiestas de quince años en una sola semana a principios de mes, después vinieron dos bodas y alguna que otra sesión familiar y profesional. Esta semana tuve que ir a un baby shower y a una sesión en exterior para un bebé precioso de dos años con sus padres. ¿Qué hay de ti? Cuentaaa, de seguro has vivido más emociones que yo – sonrío con una mano en mi mejilla izquierda.

- Bueno...vaya que la tienes movidita, sin embargo a veces te envidio. No es fácil, pero quisiera dedicarle un poco más de tiempo a la cámara; obviamente con mi trabajo, ya sabes, ando de un lado para el otro. Casi tanto o más que tú; por suerte tengo carro, pero el estrés se hizo presente en más de una ocasión ya que tuve unas cuantas cirugías complicadas – da un sorbo de su latte de cúrcuma. Me cuestiono sobre el sabor de esa bebida amarillenta...su aspecto no es muy agradable, pero en la cara de Will no hay rastro de desagrado; allá él y sus preferencias un tanto...estrafalarias. Eso sí, no lo juzgo.

- De corazón espero hayan salido bien. Cirugías como esas son muy delicadas y un poco aterradoras, tanto para los pacientes como para los familiares, supongo – alzo las cejas mirando a la nada.

Amor en las AlturasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora