Capítulo 18

22 2 0
                                    

Mis padres están felices porque una de sus niñas ha encontrado el amor y pronto lo sellará en un acto simbólico en el juzgado de Manhattan.

Hemos decidido no realizar ninguna fiesta, grande o pequeña. No hay necesidad de hacer derroches de dinero, el momento lo guardaremos en nuestros corazones y en el de los testigos.

Bastian quiere mantener su vida bajo perfil, aunque es una tarea ardua, es su preferencia y se respeta. Yo pienso lo mismo, estar bajo el escrutinio del público es demasiado estresante.

No le hemos dicho a nadie la noticia porque no sé a quién elegir para que sean mi padrino y madrina. El capitán O'Brien lo tiene demasiado fácil, los suyos serán Brandon y Phillipe, solo mencioné el tema durante el desayuno y de una vez los nombró.

Me llena el corazón de ternura porque eso significa que el primero va tomando mayor preponderancia en nuestra familia. Al primero ni lo nombro porque era más que obvio, creo que si no lo invita, el mismo Brandon es capaz de propinarle una patada en los testículos por ingrato.

Si tenemos hijos, estaré conforme con que crezcan rodeados de estas personas cuyos pensamientos, actitudes, son confiables y nos conocen bien.

Termino de poner la bandeja de ensalada rusa sobre la mesa, hoy es el día en que por fin Katherine lo conocerá. Espero que mi hermana mayor se comporte, no obstante, con Sophie aquí lo dudo.

Mamá está en el cuarto arreglándose, papá acaba de entrar al baño, las tres restantes continuamos de un lado a otro, verificando que no hayan objetos fuera de lugar, manchas en el piso o mal olor en el apartamento.

Falta media hora para su arribo, espero le guste el menú que preparamos mi prima, Theresa y yo. Consta de: ensalada rusa, pollo con salsa de mandarina y puré de camote.

-

-

-

El timbre suena, alertándonos de que el invitado de honor ha arribado al destino. Mi primera acción es restregarme las manos en el vestido negro para quitar los rastros de transpiración. Sophie me hace señas para que abra rápido, tras indicarle con una mirada que me deje en paz, avanzo por el pasillo.

Introduzco la llave en el pomo, la giro y al separarse del marco, se revela a mi futuro esposo, ataviado con un pantalón blanco, mocasines a juego, camisa negra. Mis ojos viajan a su rostro, siempre buscando su mirada, esa que espero nunca me niegue.

- Buenas noches - en sus manos sostiene una caja grande y redonda, de color rosado.

- Lo mismo digo, ¿es para mí? - curioseo.

- Esta vez son para mi suegra. Espero le gusten -

- Seguro que sí - sonrío. A mamá le gusta todo lo que sean regalos, con ella no hay problema porque hasta la cosa más pequeña le emociona y lo atesora por siempre.

- Bienvenido, te estábamos esperando - me hago a un lado para que pase. Cierro la puerta, esperando las reacciones de cierta persona.

- Chris, cuando dijiste que era guapo te quedaste corta. Gusto en conocerlo - apresuro la vuelta, no quiero que empiecen a hablar de mí sin estar presente.

- Como es la primera vez que se ven, haré las presentaciones. Bastian, ella es mi hermana mayor... -

- Katherine - me adelanta, al tiempo que extiende su mano.

- Es un placer conocerte, Christine me ha dado muchas referencias tuyas -

- Si estuvieras soltero, no te me escapabas - le guiña un ojo. Al contrario de lo que muchos pensarían, no estoy celosa, sé que está jugando.

Amor en las AlturasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora